|  |  | 
          
            | C�SANOVAS, Mart�. Arte de 
            decadencia y arte revolucionario. Amauta: N� 12; p�g. 31. | (543 | 
          
            | Niega el valor del arte anterior, al ochocientos. 
            Y Durante el ochocientos la obra del artista fue afec�tada por la 
            tendencia a convertirla en un producto de mercado. El impresionismo 
            libera al artista de esta tendencia: pero llev�ndolo hacia la 
            excentricidad. El arte debe inspirarse en el esp�ritu de la 
            colectividad. |  | 
          
            | �Vanguardismo y arte revolucionario: 
            confusiones. Amauta: N� 22; p�gs. 73-77. | (544 | 
          
            | Considera el vanguardismo como "�ndice de la 
            sen�sibilidad del novecientos"; y comprueba que se desen�vuelve 
            dentro de los "limites exclusivos de la es�peculaci�n art�stica y el 
            campo de la est�tica pura". "El arte revolucionario, el arte social, 
            consiste en la existencia de un nueva sentimiento moral, humano, que 
            se revela sin necesidad de cambiar de escena�rios, sin variaciones 
            tem�ticas. En consecuencia, sos�tiene que "una obra de arte, 
            insuficiente como tal, es insuficiente e inh�bil desde el punto de 
            vista re�volucionario"; discute la legitimidad del arte 
            re�volucionario, que s�lo se basa en el reflejo de una ideolog�a; y, 
            en fin, censura a los falseadores. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | EGUREN, Jos� Mar�a. L�nea, forma, 
            creacionis�mo. Amauta: N� 28; p�gs. 1-3. | (545 | 
          
            | Importante, en tanto que contribuye a esclarecer 
            la ideolog�a est�tica de Jos� Mar�a Eguren. Estudia el valor que en 
            s� mismas tienen la l�nea y la forma, su capacidad de 
            interpretaci�n, y las modalidades que adoptan en las .diferentes 
            artes. Pero tal estu�dio no parece brotar de an�lisis, ni de 
            conocimiento profundo, sino de una prodigiosa intuici�n: por eso 
            tiene altura l�rica, y una alada ligereza. En su parte principal, 
            dice: "El creacionismo trata de deslindar en el hombre y la 
            Naturaleza el arte que les co�rresponde; aunque el primero, siendo 
            parte de ella, no pueda liberarse en la mayor�a de sus obras". O 
            bien: "El cubismo es el �lgebra de la mayor�a de las formas y puede 
            ser �l mismo un cuerpo emotivo o fant�stico, en alguna chef 
            d'oeuvre". Y: "Se ve ve�nir el dibujo metaf�rico". |  | 
          
            | �Motivos est�ticos. Amauta: N� 29; p�gs. 21-23. | (546 | 
          
            | En torno a ese viejo concepto seg�n el cual la 
            be�lleza es Indefinible", Jos� Mar�a Eguren se remonta a discutir la 
            naturaleza del arte. "El hombre no llega a crear, s�lo compone e 
            inventa" �dice. "El arte es solamente una met�fora, y al artista se 
            le llama creador por semejanza". Pero se acerca a, precisar 
            diferentes estimaciones del valor de la belleza, a saber: "la 
            belleza debe ser suave", "la belleza es lo bueno como principio 
            puro, es la armon�a del mis�terio"; "la belleza es una s�ntesis"; 
            "la belleza na�tural y la art�stica corren paralelas". Y estimando 
            el amor como "�nica raz�n de la vida", a�ade: "el amor es la cumbre 
            de la belleza y la primera virtud". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GROZ, George. El arte y la sociedad burguesa. 
            Amauta: N� 1; p�gs. 25-28. | (547 | 
          
            | Considera que ninguna �poca ha sido m�s hostil al 
            arte que la nuestra. En el cinema �por ejemplo�hay s�lo una mitad 
            del arte; la otra mitad debe aportarla un elemento de fineza, de 
            sensibilidad in�terior. El constructivismo y el dada�smo, como 
            expresiones de nuestra �poca, Situaci�n del artista en la sociedad. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GUTIERREZ NORIEGA, Carlos. Hacia una con�cepci�n biol�gica 
            del arte. Amauta: N� 20; p�gs. 40-51. | (548 | 
          
            | Ci��ndose a un riguroso plan met�dico, desarrolla 
            un sugestivo sumario, cuyos t�tulos dan fiel idea del contenido. A 
            saber: vitalidad, estados potencia-les y sistemas estructurales; 
            conciencia y subconcien�cia; el subconsciente, generador de lo 
            art�stico; el suprarrealismo; interior art�stico; evoluci�n del arte 
            f�ustico; las artes son unidades vitales y lo vital no admite 
            divisi�n: conclusiones. Considera que "lo verdaderamente 
            trascendente de la vida est� encar�nado en el producto an�mico" y 
            pretende que es po�sible encontrar en el arte un residuo de la vida 
            o la vida misma, es decir, la verdad de la �ntima na�turaleza de la 
            materia y del esp�ritu, que hasta hoy "son realidades en absoluto 
            ignoradas". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | LUNATCHARSKY, Anatolio. El marxismo y el arte. Amauta: N� 31; 
            p�gs. 56-60. | (549 | 
          
            | Estimando el arte como "una superestructura 
            deter�minada que surge del armaz�n de las relaciones so�ciales de 
            producci�n", opina que puede surgir: ya "como expresi�n velada de 
            una ideolog�a", ya "como expresi�n de la vida industrial en s� 
            misma". Y luego estudia los siguientes temas: ideolog�a del arte; el 
            arte, organizador del pensamiento; el arte, or�ganizador del 
            sentimiento; el arte, reflejo de las �pocas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. Arte, revoluci�n y decadencia. 
            Amauta: N� 3; p�gs. 3-4. | (550 | 
          
            | "No podemos aceptar como nuevo un arte que no nos 
            trae sino una nueva t�cnica". "El sentido revolu�cionario de las 
            escuelas o tendencias contempor�neas est� en el repudio, en el 
            desahucio, en la befa del absoluto burgu�s", dice, para luego 
            deducir que la anarqu�a del arte revela disgregaci�n del esp�ritu 
            burgu�s, y que de ella habr� de salir un orden nuevo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PAVLETICH, Esteban. �Oportunismo, desorien�taci�n o 
            reaccionarismo est�ticos? Amauta: N� 7; p�gs. 29-30. | (551 | 
          
            | Considerando el arte como una realidad social, juzga que la 
            disciplina partidarista no debe puntualizar el programa de la 
            actividad art�stica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PORTAL, Magda. Andamios de vida, Amauta: N� 5; p�g. 12. | (552 | 
          
            | En sucesivos par�grafos, desarrolla los 
            siguientes temas: 19 Amauta y el arte de la vanguardia; 29 el arte 
            nuevo y la generaci�n anterior a la guerra; 39, el sen�tido vital de 
            las nuevas est�ticas; 49 el arte nuevo y las nuevas corrientes 
            ideol�gicas; y 59, el arte nuevo y los nuevos artistas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SACO, Carmen. La altura, elemento est�tico. Amauta: N� 9; 
            p�g. 24. | (553 | 
          
            | Meditaciones est�ticas ante la Tour d'Eiffel. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | UITZ, Bala. Arte burgu�s y arte proletario. Amauta: N� 4; 
            p�gs. 21-24. | (554 | 
          
            | Despu�s de puntualizar algunos conceptos sobre la 
            desintegraci�n del arte burgu�s, se�ala cuatro etapas en el 
            desarrollo del arte proletario: ut�pica, peque��o-burguesa 
            social-democr�tica, realista y reacciona�ria. En el arte burgu�s 
            distingue: peque�o burgu�s y gran burgu�s. Caracteres de cada uno. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            PINTURA, ESCULTURA Y ARQUITECTURA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 1: DEL PER� |  | 
          
            |  |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ABRIL, Xavier. Cat�logo de la exposici�n de Julia Codesino. 
            Amauta: N� 27; p�g. 100. | (555 | 
          
            | Es una explicaci�n o interpretaci�n de los 
            princi�pales cuadros presentados por Julia Codesido en su exposici�n 
            de 1929. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARTE peruano. Amauta N� 13; p�gs. 9-10. | (556 | 
          
            | Notas sobre la pintora Teresa Carvallo y los escul�tores Coello y 
            Laymito, al lado de los fotograbados que reproducen algunas de sus 
            obras. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARTE peruano. Amauta: N� 15; p�gs. 9-10. | (557 | 
          
            | Apuntaciones, en torno a la obra pict�rica de Ricar�do Flores y las 
            esculturas de Carmen Saco. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CASSOU, Jean. Prefacio. Amauta: N� 13; p�gs. 33-34. | (558 | 
          
            | Escrito para la exposici�n de dibujos de Juan 
            Dev�s�covi y poemas de Xavier Abril, realizada en Par�s (1927) y 
            Madrid (1928). Tiene apreciaciones sobre el valor que caracteriza la 
            obra de cada uno. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CISNEROS, Fern�n. Discurso. Amauta: N� 19; p�g. 96. | (559 | 
          
            | Pronunciado en la fiesta ofrecida a Jos� Sabogal por la juventud 
            peruana de Buenos Aires, celebrando el �xito de la exposici�n que 
            realizara en dicha ciudad. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FRANCO, Alejandro. Labor: N� 10; p�g. 2. | (560 | 
          
            | Sobre la personalidad de V�ctor Valdivia D�vila y su obra pict�rica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. Jos� Sabogal. Amauta: N� 6; p�gs, 
            9-10. | (561 | 
          
            | "Sabogal es, ante todo, el primer pintor peruano � dice Mari�tegui. 
            Y luego insiste en el contraste que hay entre su reciedumbre y el 
            arte decadentista europeo; valoriza su personal manera de aprovechar 
            la t�cnica europea: y enuncia el significado de su arte. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | �Julia Codesido. Amauta: N� 11; p�gs. 9-10. | (562 | 
          
            | Presenta a Julia Codesido, que a�n no conoc�a "el 
            aire mundano de las exposiciones. Comprueba su vo�caci�n art�stica y 
            valoriza someramente su obra. |  | 
          
            | PEREZ REINOSO Ramiro. Vinatea. Reinoso. Amauta: N� 1; p�g. 
            31. | (563 | 
          
            | Trata sobre el paisaje, el rinc�n ciudadano y la 
            escena popular en los cuadros del pintor arequipe�o Jorge Vinatea 
            Rabioso. Su t�cnica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SABOGAL, Jos�. Camilo Blas. Amauta: N� 3; p�gs. 21-22. | (564 | 
          
            | Tras unos datos biogr�ficos, ofrece una ligera Impre�si�n sobre el 
            valor sicol�gico de la obra de Camilo Blas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SACO, Carmen. Sugestiones del arte de Julia Co�desido. 
            Amauta: N� 27; p�gs. 17-20. | (565 | 
          
            | Refiri�ndose a la exposici�n realizada por Julia 
            Co�desido, a fines de 1929, Carmen Saco precisa su va�lor y destaca 
            la atenci�n que la artista presta al indio. |  | 
          
            | �La exposici�n de Valdivia. Amauta: N� 27; p�g. 99. | (566 | 
          
            | Juzga que V�ctor Valdivia D�vila es un paisajista pune�o que a veces 
            pone en la naturaleza sus propios sentimientos, que maneja con 
            bastante acierto el co�lor y la luz. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VALCARCEL, Luis E. Motivos ornamentales in�caicos. Amauta: N� 
            21; p�gs. 100-101. | (567 | 
          
            | Comenta la labor del maestro Rafael Tupayachl y, en particular, la 
            confecci�n de un �lbum en que repro�duce los motivos ornamentales de 
            la alfarer�a incaica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 2: DE AMERICA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARCINIEGAS, Germ�n. El hombre, la bestia y la flor. Amauta: 
            N� 31; p�gs. 53-55. | (568 | 
          
            | En una visita a la pinacoteca neoyorkina de la 
            calle 57, Germ�n Arciniegas se detiene ante los dibujos de Thelma 
            Wood, "la muchacha que vivi� en el Afri�ca", que "dibuja con l�neas 
            puras, sin vacilaciones", y cuyo mundo "es un mundo en donde 
            florecen las jirafas y los elefantes, las orqu�deas y los p�jaros 
            submarinos". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CHURATA, Gamaliel. Posibilidad vernacular de la pintura de 
            Jos� Malanca. Amauta: N� 19; p�gs. 89-92. | (569 | 
          
            | Divagando en torno a la pintura de Malanca, 
            insin�a una serie de t�picos interesantes en cuanto a la 
            in�terpretaci�n del valor est�tico del nuevo arte ame�ricano, y dice 
            que su revoluclonarismo est� signifi�cado por una "transvaluaci�n de 
            la excelencia". Lue�go destaca la simplicidad de la t�cnica empleada 
            por Malanca, y la poderosa "influencia de la naturaleza sobre su 
            imaginaci�n". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | LATORRE, Roberto. El pintor argentino Jos� Am�rico Malanca. 
            Amauta: N� 18; p�gs. 55-59. | (570 | 
          
            | En primer lugar, define su concepto del "neoindio", 
            identific�ndolo con el mestizo renovador, y neg�ndole tal calidad al 
            indio culturizado y progresista. Luego enjuicia le obra pict�rica de 
            Malanca �a quien con�sidera como un "neo�ndio"�, destacando la gran 
            in-fluencia que en ella tiene la interpretaci�n de la naturaleza, y 
            el valor de la objetiva fidelidad con que la capta. |  | 
          
            | �Las estilizaciones del pintor Guillermo Bui�trago. Amauta: N� 24; 
            p�gs. 93-94. | (571 | 
          
            | Guillermo Buitrago es un pintor argentino, y las 
            es�tilizaciones a que se refiere el comentario est�n Ins�piradas en 
            motivos aymaras o quechuas, ya remotos, ya actuales. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MALANCA, Jos�. Antonio Guti�rrez. Amauta: N� 25; p�g. 56. | (572 | 
          
            | Breve apunte sobre el valor de un joven artista ar�gentino. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RIGANELLI (El escultor argentino Agust�n). Amauta: N� 19; 
            p�g. 55. | (573 | 
          
            | Proporciona datos sobre el car�cter personal de 
            Riga�nelli, su biograf�a art�stica, y el valor de su obra. Por 
            �ltimo, una ligera interpretaci�n de sus motivos. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ZAMORA, A. El pintor Abela. Amauta: N� 29; p�gs. 56-57. | (574 | 
          
            | Interpretaci�n de la obra del pintor cubano Eduar�do Abela, 
            "descubridor" del negro. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MEXICO |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CARDOZA ARAGON, Luis. Ensayo sobre el ar�te del tr�pico. 
            Amauta: N� 14; p�gs. 12 (y 31-36). | (575 | 
          
            | Elogia la capacidad intelectual y art�stica del 
            pueblo mexicano, refiri�ndose a una treintena de nombres 
            bri�llantes. Y luego estudia detenidamente la originali�dad de la 
            concepci�n tem�tica, la fuerza de expre�si�n, la t�cnica de la l�nea 
            y el color, y la importancia social de la obra del pintor Carlos 
            M�rida. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CASANOVAS, Mart�. Jacoba Rojas. Amauta: N� 14; p�gs. 10-11. | (576 | 
          
            | Noticia sobre la pintora mexicana Jacoba Rojas, 
            en la cual se incluye interpretaci�n y valorizaci�n de su obra. |  | 
          
            | �Cuadro de la pintura mexicana. Amauta: N� 19 p�gs. 37-50. | (577 | 
          
            | Estudia el academismo, y el valor est�tico de las 
            obras que tal escuela inspira; y al academismo �espiritualmente 
            pasivo y ligado a los intereses de la burgues�a�, opone el 
            impresionismo, como expresi�n art�stica in�dividualista, 
            protestatoria y lib�rrima, que nace con los progresos del 
            industrialismo y anuncia un nuevo orden social. Luego estudia la 
            evoluci�n de la pin�tura mexicana, desde el mediocre academismo de 
            la �poca porfiriana hasta las recias expresiones de la pintura 
            revolucionaria, inspiradas en el descubrimien�to de una realidad 
            social que permanec�a in�dita. Primero revelaron �stas un simple 
            inter�s est�tico, y m�s tarde se convirtieron en un motivo de 
            apasiona-miento: porque los artistas se identificaron con el 
            es�p�ritu de la revoluci�n, e hicieron de su arte un ins�trumento 
            que facilitara la propaganda; y porque el arte lleg� hasta el pueblo 
            en los frescos, en las escuelas libres de pintura y en las escuelas 
            de pintura al aire libre. |  | 
          
            | �Cuadro de la pintura mexicana. Labor: Nos. 2 y 3; p�gs. 5-7 y 5. | (578 | 
          
            | �La pl�stica revolucionaria mexicana y las escuelas de pintura al 
            aire libre. Amauta: N� 23; p�gs. 47-50. | (579 | 
          
            | "Las Escuelas de Pintura al Aire Libre... han Iniciado la verdadera, 
            la genuina pintura mexicana". Est�n "abiertas a todos, sin 
            privilegios de castas ni de cla�ses", han puesto el arte al servicio 
            de las clases popu�lares, y "se�alan la verdadera y feliz 
            realizaci�n de la pol�tica e ideolog�a revolucionarias en el campo 
            art�stico". |  | 
          
            | �Pintores mexicanos. Amauta: N9 24; p�gs. 76-78. | (580 | 
          
            | Aunque con un t�tulo de car�cter general, este 
            ar�t�culo es un comentario de extensi�n limitada: la obra pict�rica 
            de Juana Garc�a de la Cadena. Realista llena de precisi�n y 
            claridad, ofrece un arte "ingenuo, sincero, de una gran frescura, 
            jugoso, rebo�sante de savia", que adquiere un gran sentido racial 
            cuando en la tela impera la sensibilidad. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FUENTE, Nicanor A. de la. Una exposici�n de arte 
            mexicano. Labor: N� 8; p�g. 7. | (581 | 
          
            | Sobre la exposici�n realizada en Chiclayo, por inicia�tiva de Mart� 
            Casanovas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GRUPO DE PINTORES �30-30! Segundo manifiesto 
            treintatreintista contra: I, los acad�micos; II, los covachuelistas; 
            III, los salteadores de puestos p�blicos; y IV, en general contra 
            toda clase de sabandijas y z�nganos intelectualoides. Amauta: N� 21; 
            p�gs. 82-84. | (582 | 
          
            | Es un manifiesto en el cual se mezcla el sentimien�to pol�tico a la 
            discusi�n de car�cter est�tico; y que sirve de �ndice para conocer 
            el notable renacimiento art�stico llevado a M�xico por la 
            revoluci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAROF, Trist�n. En el atelier del pintor revolu�cionario 
            Fernando Leal. Amauta: N� 28; p�gs. 86-87. | (583 | 
          
            | Es una charla sin programa, cuyo desenvolvimiento muestra la calidad 
            humana de Fernando Leal. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PAVLETICH, Esteban. Diego Rivera: el artista de una clase. 
            Amauta: N� 5; p�gs. 5-9. | (584 | 
          
            | Despu�s de enjuiciar la personalidad de Diego Rive�ra, trascribe los 
            conceptos que �ste emitiera sobre los siguientes t�picos: porvenir 
            del arte dentro de la sociedad capitalista; posibilidad y car�cter 
            del arte pro�letario; significado del cubismo y otras tendencias 
            pict�ricas; papel del artista en la sociedad; el arte mexicano y su 
            posible influencia sobre el arte de Am�rica; posibilidad del 
            surgimiento de artistas revo�lucionarlos en Am�rica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RIVERA, Diego. Autobiograf�a sumaria. Amauta: N� 4; p�g. 5. | (585 | 
          
            |  |  | 
          
            | 3: 
            DE OTROS PAISES |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BAZAN, Armando. El Cristo de George Grosz. Amauta: N� 22; 
            p�gs. 54-56. | (586 | 
          
            | Define el significado social del arte de George 
            Grosz, y las influencias determinantes de su modalidad. Lue�go 
            justifica el t�tulo, describiendo el Cristo dibujado por Grosz y 
            haciendo una breve glosa del esc�n�dalo a que di� lugar su 
            publicaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CANO, Baldomero San�n. Emilio Pettoruti. Amauta: N� 2; p�gs. 
            21-22. | (587 | 
          
            | Juzga que los paisajes italianos de Pettoruti 
            revelan un firme dominio de los valores pict�ricos; que no in�tenta 
            complacer ciertas tendencias o combatir deter�minadas formas de 
            arte; .que su pintura revela una "vuelta a la emoci�n". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GASCH, Sebasti�n. Panorama de la moderna pintura europea. 
            Amauta: N� 20; p�gs. 28-32. | (588 | 
          
            | Dice: "Todo arte que ha conquistado una alta 
            cate�gor�a internacional, ha sido siempre un arte eminentemente 
            nacional; el arte llega a ser internacional a fuerza de 
            nacionalismo; a fuerza de racialidad". Cita los ejemplos de Pablo 
            Picasso, Joan Mir�, Marc Chagall y los modernos pintores mexicanos. 
            Y luego precisa los caracteres del arte europeo; "se mueve en un 
            plano estrictamente pl�stico, o t�cnico; "sus obras reflejan 
            �nicamente preocupaciones est�ticas". Por �ltimo, define los 
            Caracteres de la expresi�n espiritual y de las t�cnicas propias del 
            impresionismo, del cubismo y del superrealismo, cuyas obras "saben 
            hermanar maravi�llosamente la abstracci�n y la realidad, la pl�stica 
            y la poes�a, la raz�n y el instinto". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. Bourdelle y el anti‑Rodin. Amauta: 
            N� 26; p�gs. 51-52. | (589 | 
          
            | Reconoce en Bourdelle al "artista que condujo a la escultura a sus 
            principios, a la historia, a la regla trascendente". Al analizar su 
            Obra, dice: "en la obra de Bourdelle se entrecruzan y se yuxtaponen 
            las in-fluencias; Bourdele las asimila todas, pero a este tra�bajo 
            sacrifica parte de su personalidad; su obra es un conjunto de formas 
            greco-romanas, etc�tera". Encuen�tra en su estirpe de artesanos 
            escrupulosos, la causa determinante de su vocaci�n, de su maestr�a 
            de eje�cuci�n, y afirma: "m�s que la estilizaci�n, sus lo�gros son a 
            veces de realismo". |  | 
          
            | �Ubicaci�n de Heinrich Zille. Amauta: N� 26; p�gs. 97-98. | (590 | 
          
            | Afirma que "la obra de Heinrich Zille se emparenta en el esp�ritu y 
            en el tiempo, con la de George Grosz", pero advirtiendo que la 
            perversidad y el vicio de la burgues�a presentada por Grosz, "en 
            Zille es a�n pri�mitiva, animal, rudimentaria". "Profundamente 
            realista, Zille no se propon�a sino reproducir tipos y ges�tos de su 
            tiempo". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORTEGA Y GASSET, Jos�. Figuras de la China. Amauta: N� 8; .p�g. 
            21. | (591 | 
          
            | Fragmento de "Las Atl�ntidas" (Suplemento N� 2 a la "Revista de 
            Occidente"). Trata sobre los Lojan del tiempo de Ling-Yen-Si. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PETTORUTI, Emilio. Piero Marussig. Amauta: N� 22; p�gs. 
            70-71. | (592 | 
          
            | Hace una rese�a de la formaci�n art�stica y de la 
            ten�dencia pict�rica de Piero Marussig, a quien califica co�mo "uno 
            de los m�s fuertes pintores con que cuenta el 900 italiano". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SACO, Carmen. Jos� de la Solana. Amauta: N� 12; p�gs. 12-13. | (593 | 
          
            | Ensayo de interpretaci�n, sobre la t�cnica y los per�sonajes en la 
            obra pict�rica del celebrado artista espa�ol. |  | 
          
            | �Balance sumario de Bourdelle. Amauta: N� 26; p�gs. 54-56. | (594 | 
          
            | Su juicio sobre Bourdelle se sintetiza en la 
            siguiente expresi�n: "Carece de un color definitivo y perdurable, 
            porque su obra es la de un primitivo carente de emo�ci�n". Le 
            reprocha su escasa sensibilidad para captar los exponentes de 
            nuestra civilizaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SARTORIS, Alberto. Arquitectura internacional. Amauta: N� 24; 
            p�gs. 38-43. | (595 | 
          
            | Expone las "consecuencias arquitect�nicas de las 
            t�c�nicas modernas, presentando �stas como una conse�cuencia de la 
            "invenci�n arquitect�nica racionalista". Aborda sumariamente los 
            problemas del urbanismo, y estudia la transformaci�n de los diversos 
            elementos de la expresi�n arquitect�nica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | TAVOLATO, Italo. George Grosz. Amauta: N� 7; p�gs. 21-23. | (596 | 
          
            | Despu�s de recalcar la crudeza expresiva y el signifi�cado social de 
            los dibujos de George Grosz, concluye: "La s�tira de Grosz es un 
            espejo ardiente que refleja, quem�ndola, el alma burguesa. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | DANZA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ADAN, Mart�n. Nota contra Josefina Baker. Amauta: N� 13; p�g. 
            21. | (597 | 
          
            | Humor�sticamente, manifiesta su extra�eza frente 
            al "Elogio a miss Backer", compuesto por Enrique Pe�a Barrenechea. 
            V�ase: 184. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VILLAVICENCIO, V�ctor Modesto. El charleston y nuestra �poca. 
            Amauta: N� 5; p�g. 36. | (598 | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            MUSICA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 1: DEL PERU |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GARCIA, J. Uriel. La m�sica incaica. Amauta: N� 2; p�gs. 
            11-12. | (599 | 
          
            | Explicaci�n en torno a las ra�ces hist�ricas y 
            sociol�gicas de la huanca, el harawi, el huaino, la kjashua y el 
            hayarachi. "La m�sica india no es explosi�n sentimental de la 
            desesperanza": es la m�sica de ese estado de esp�ritu que oscila 
            entre la realidad y la fantas�a. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PRADO, Julio del. M�sica y poemas de Carlos S�nchez M�laga. 
            Amauta: N� 30; p�gs. 101-102. | (600 | 
          
            |  |  | 
          
            | WIESSE, Mar�a. Mercedes Padrosa, pianista me�diterr�nea. 
            Amauta: N� 26; p�g. 98. | (601 | 
          
            | �El violista Andr� Sas, elemento para nuestra cultural musical. 
            Amauta: N� 26; p�g. 99. | (602 | 
          
            |  |  | 
          
            | 2: 
            DE OTROS PAISES |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ABRIL, Xavier. Orientaci�n de la aguja l�rica. Amauta: N� 19; 
            p�gs. 56 (y 73-74). | (603 | 
          
            | Da a conocer la l�rica emoci�n que invade el 
            �nimo cuando se escucha la m�sica de Prokofieff, Strawinsky y 
            Debussy, Ravel y Erik Sati�. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | WIESSE, Mar�a. Escalas. Amauta: N� 8; p�gs. 12 (y 33). | (604 | 
          
            | Apuntaciones sobre: la obsesi�n de un vals; despu�s del concierto 
            (de Mozart); paisajes musicales (de Ed�vard Grieg); por qu� amamos a 
            Beethoven. |  | 
          
            | �Momentos cerca de Schubert. Amauta: N� 19; p�gs. 74-75. | (605 | 
          
            | Es un recuerdo de Schubert, sugerido por un retrato y la audici�n de 
            su m�sica |  | 
          
            | �"Panorama de la musique contemporaine", por Andr� Coeroy. Amauta: 
            N�  20; p�gs. 99-100. | (606 | 
          
            | �"Chopin ou le poete", por Guy de Pourtales. Amauta: N� 22; p�gs. 
            99-100. | (607 | 
          
            | �Dos libros sobre Beethoven. Amauta: N� 99 p�gs. 102-103. | (608 | 
          
            | Se refiere a: "Vie de Beethoven" por Eduardo Herriot; y "L'element 
            flamand dans Beethoven", por Ernest Closson. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RECITACION |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ADAN, Mart�n. Blanca Arnaudt. Amauta: N� 11; p�g. 16. | (609 | 
          
            | Interpretaci�n l�rica del efecto art�stico logrado por la recitadora 
            de este nombre. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | C I 
            N E M A |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FALSIFICACION sistem�tica de los films yankees (La). Labor: 
            N� 4; p�g. 4. | (610 | 
          
            | Sobre "La tempestad", por John Barrymore. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | WIESSE, Mar�a. Los problemas del cinema. Amauta: N� 12; p�gs. 
            24-25. | (611 | 
          
            | Se refiere a los siguientes problemas: el industrialismo en la 
            producci�n cinematogr�fica; teatralizaci�n del cinema; los 
            escenarios propios; y, el cinema como medio de educaci�n art�stica. 
            De paso, cita las "grandes obras" de la �poca y elogia a Chaplin. |  | 
          
            | �"Le cinema sovietique", por Le�n Moussinac. Amauta: N� 23; p�g. 
            104. | (612 | 
          
            |  |  | 
          
            | Charles Chaplin |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ABRIL, Xavier. Radiograf�a de Chaplin. Amauta N� 20; p�gs. 
            73-76. | (613 | 
          
            | Esta radiograf�a �desenvuelta en 37 aforismos� 
            con�tin�a en "Dif�cil trabajo" �v�ase (987�. Sugieren 
            va�lorizaciones de los elementos art�sticos que "forman" a Chaplin, 
            pero sin seguir un raciocinio. Se inspira solamente en cierta 
            inspiraci�n po�tica, y por eso se presentan juntos el acierto y el 
            capricho. |  | 
          
            | �Dif�cil trabajo. Amauta: N� 28; p�gs. 27-30. | (614 | 
          
            | Contin�a la "Radiograf�a de Chaplin" �v�ase 
            (613�, pero apart�ndose de la forma afor�stica y desenvol�viendo 
            temas escogidos. Trata sobre: la cena de Char�lot; el sentido sexual 
            ante Charlot; Charlot como tipo; el movimiento del alma ante 
            Charlot; Chaplin y la historia. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FRANK, Waldo. Retrato de Charles Chaplin. Amauta: N� 26; 
            p�gs. 29-37. | (615 | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. Esquema de una ex�plicaci�n de 
            Chaplin. Amauta: N� 18; p�gs. 60-61. | (616 | 
          
            | Rehabilita la trascendencia humana del artista, 
            colo�c�ndolo al lado de pol�ticos y escritores, y luego ex-plica los 
            aciertos de creaci�n que significan "En pos del oro" y "El Circo". 
            Dice: "Para llegar a la m�s honda y" pura humanidad, al m�s puro y 
            callado drama, Chaplin necesita absolutamente de la pobreza y el 
            hambre del Charlot, la bohemia de Charlot, el romanticismo y la 
            insolvencia de Charlot" y Charlot "es un peque�o Don Quijote, un 
            juglar de Dios, hu�morista y andariego". "La tragedia de Chaplin, el 
            humorismo de Chaplin, obtienen su intensidad de un intimo conflicto 
            entre el artista y Norte Am�rica"; "los gerente de Hollywood, como 
            bien se sabe, lo estiman subversivo, antag�nico". Y Chaplin asiste 
            "a la humanidad en su lucha contra el dolor", "con�curre a la 
            miserable felicidad de los hombres, m�s que ninguno de sus 
            estadistas, fil�sofos, industriales y artistas". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MENDOZA, Humberto. "El Circo" de Charlot. Labor: N� 7; p�g. 
            3. | (617 | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            FILOSOFIA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            ESTUDIOS CRITICOS |  | 
          
            |  |  | 
          
            | IBERICO RODRIGUEZ, Mariano. Los dos misticismos. Amauta: N� 
            3; p�g. 4. | (618 | 
          
            | "Existen dos concepciones extremas de lo 
            absoluto: la que lo identifica con el ser, y la que lo identifica 
            con el devenir". "Cada una de estas concepciones de�riva de una 
            cierta' experiencia". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | LENIN, Vladimiro, Ilich. El kantismo, criticado de derecha e 
            izquierda. Amauta: N� 22; p�gs. 1-8. | (619 | 
          
            | Capitulo del libro titulado "Materialismo y empiriocriticismo". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PEREZ REINOSO, Ramiro. "El nuevo absoluto", por Mariano 
            Iberico Rodr�guez. Amauta: N� 1; p�g. 37. | (620 | 
          
            | Distingue un inquieto y cordial sentimiento humano en la filosof�a 
            de Iberico, y lo define como bergsoniano. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PESCE, Hugo. Poe, precursor de Einstein. Amauta: N� 13; p�gs. 
            24-25. | (621 | 
          
            | Sugestiva comprobaci�n de las ideas filos�ficas 
            de Ed�gar Alian Poe; su concepto sobre la certeza contrasta�ble de 
            los axiomas euclidianos, su desprecio por el valor probatorio de la 
            simultaneidad, sus conceptos so�bre el infinito y el espacio. 
            Coincidencias con las afir�maciones de Einstein. |  | 
          
            | Posteriormente trascrito en "Peruanidad": N� 6; Lima, abril-mayo de 
            1942 (p�gs. 472-474). |  | 
          
            |  |  | 
          
            | WIESSE, Mar�a. El ni�o y el sentido de lo ma�ravilloso. 
            Amauta: N� 5; p�gs. 33-34. | (622 | 
          
            | Freud y el psicoan�lisis |  | 
          
            |  |  | 
          
            | DELGADO, Honorio. Por qu� nos gustan los ojos. Amauta: N� 2; 
            p�gs. 27-28. | (623 | 
          
            | �La rehabilitaci�n de la interpretaci�n de los sue�os. Amauta: N� 7; 
            p�gs. 7-12. | (624 | 
          
            |  |  | 
          
            | FREUD, Sigmund. Resistencias al psicoan�lisis. Amauta: N� 1; 
            p�gs. 11-13. | (625 | 
          
            | Puntualiza, en primer lugar, los aportes 
            positivos del psicoan�lisis. Y luego presenta las resistencias como 
            oposici�n al contenido de la doctrina, en tanto que choca con 
            sentimientos potentes. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GUILLEN, Alberto. "Sigmund Freud", por Honorio Delgado. 
            Amauta: N� 1; p�g. 38. | (626 | 
          
            |  |  | 
          
            | GUTIERREZ NORIEGA, Carlos. Hacia una concepci�n biol�gica del 
            arte. Amauta: Nos. 20 y 22; p�gs. 40-51 y 17-31. | (627 | 
          
            | Ci��ndose a un riguroso plan met�dico, desarrolla 
            un sugestivo sumario, cuyos t�tulos dan fiel idea del contenido. A 
            saber: vitalidad, estados potenciales y sistemas estructurales; 
            conciencia y subconciencia; el subconsciente, generador de lo 
            art�stico: el suprarrea�lismo; interior art�stico; evoluci�n del 
            arte f�ustico; las arte son unidades vitales y lo vital no admite 
            divisi�n; conclusiones. Considera que "lo verdaderamente 
            trascendente de la vida est� encarnado en el producto an�mico" y 
            pretende que es posible encon�trar en el arte un residuo de la vida 
            o la vida mis�ma, es decir, la verdad de la �ntima naturaleza de la 
            materia y del esp�ritu, que hasta hoy "son realidades en absoluto 
            ignoradas". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PESCE, Hugo. "La psicoan�lisis", por E. Morselli. Amauta: N� 
            10; p�gs. 78-79. | (628 | 
          
            | Hace una comprensiva s�ntesis del libro comentado, remat�ndola con 
            un juicio cr�tico. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            FILOSOFIA SOCIAL |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BARRET, Rafael. El esfuerzo. Amauta: N� 10; p�g. 8. | (629 | 
          
            | Es una breve filosof�a de la vida, que se 
            aproxima al nihilismo: "m�s vale deformar que repetir, antes 
            des�truir que copiar". Pero incita a la difusi�n del verbo y de la 
            acci�n, haciendo de cada hombre un ap�stol: "nuestra misi�n es 
            sembrar los pedazos de nuestro cuerpo y de nuestra inteligencia", 
            pues "existimos en cuanto nos damos". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BUKHARIN, Nicol�s. Breves notas sobre el pro�blema de la 
            teor�a del materialismo hist�rico. Amauta: N� 25; p�gs. 37-45. | (630 | 
          
            | Desarrolla el siguiente sumario: 1�, lo 
            "mec�nico" y lo "org�nico"; 2�, dial�ctica y teor�a del equilibrio; 
            3�, teor�a del equilibrio y fuerzas productivas; 49, relacio�nes de 
            producci�n; 5�, superestructura e ideolog�a, estructura de las 
            superestructuras; 6�, independencia de las superestructuras con 
            relaci�n a la base; 7�, las superestructuras en tanto que esferas de 
            trabajo di�ferenciado; 8�, el modo de representaci�n y los 
            prin�cipios que forman la vida social; 9�, materializaci�n de los 
            fen�menos sociales; y 10, la ley del per�odo de transici�n y la ley 
            de la decadencia. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORREGO, Antenor. Racionalismo y revoluci�n. Amauta: N� 6; 
            p�gs. 1-2. | (631 | 
          
            | Sobre el pensamiento y su actividad creadora. Opina que encierra 
            voluptuosidad el cultivo del pensamiento por el pensamiento mismo. 
            "La pura racionalidad es est�tica y reaccionaria"; "s�lo crea 
            entelequias muer�tas". "La raz�n debe ser, ante todo, historia 
            humana". |  | 
          
            | ��Qu� es una filosof�a? Amauta: N� 27; p�gs. 1-3. | (632 | 
          
            | Despu�s de afirmar que la cultura americana ha 
            co�piado, en sus diversos aspectos, a la cultura europea, y no ha 
            sido sino su repetici�n, define la naturaleza de la idea; y d� �sta 
            se remonta a la filosof�a. En cuanto a la idea, la abstrae de la 
            vida. Y fij�ndose, pro�bablemente, en su propia consistencia 
            espiritual, dice: "La idea carece de ritmo, de vibraci�n y de 
            elo�cuencia personales; es ahist�rica, neutra, ambigua y hasta 
            cierto punto, vaga e indefinida". Pero si la idea carece de 
            elocuencia personal no es l�gico afirmar que: "el objeto esencial de 
            una filosof�a es expresar el estilo de un hombre y de una �poca, la 
            manera de reacionar de una raza frente a los enigmas del Universo". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PLEJANOV, Jorge. Socialismo ut�pico y socia�lismo cient�fico. 
            Labor: N� 10; p�g. 6. | (633 | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            MISCELANEA FILOSOFICA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | NU�EZ, Estuardo. Meditaci�n del circo. Amau�ta: N� 17; p�gs. 
            58-59. | (634 | 
          
            | Peque�a filosof�a de la vida: "la carpa es un mundo; "el circo es la 
            vida misma". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORREGO, Antenor. El canto del hombre. Amauta: N� 2; p�gs. 
            3-4. | (635 | 
          
            | Prosa filos�fico-literaria, en la cual se incita 
            a vivir para el conocimiento, el amor, el dolor y la belleza, que 
            son caminos para acercarse a Dios. |  | 
          
            | �Apuntes para una filosof�a o interpretaci�n del pensamiento. 
            Amauta: N� 4; p�g. 17. | (636 | 
          
            | El error de la filosof�a: "Valerse de la raz�n 
            para cons�truir conceptos". La funci�n de la raz�n: "instrumen�to 
            del pensamiento y nada m�s". Elastizamiento o dilataci�n del 
            concepto raz�n |  | 
          
            | �Dios encadenado. Amauta: N� 11; p�g. 10. | (637 | 
          
            | Opone las elevadas facultades del hombre y su 
            capa�cidad de intuir lo infinito, con la pasividad y la con�formidad 
            sin destino que caracterizan al animal. Y, enfrent�ndose al concepto 
            de Dios, concluye que el hombre es s�ntesis de lo divino y de lo 
            animal, por conocer lo absoluto y estar clavado a la tierra. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            RELIGION |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ABRIL, Xavier. Nota en contra del fallecimiento. Amauta: N� 
            24; p�gs. 94-95. | (638 | 
          
            | Ataca los intentos de ciertos te�sofos para 
            propagar su doctrina en Am�rica. Les opone las tendencias 
            so�cialistas del continente, y la necesidad primaria de luchar por 
            el cuerpo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GOBETI, Piero. Nuestro protestantismo. Amauta: N� 24; p�gs. 
            12-14. | (639 | 
          
            | Pregunta: "�Qu� cosa se debe entender cuando se 
            dice que Italia no ha tenido su Reforma y que en la ausencia de la 
            protesta est�n las razones de su inma�durez ideal y pol�tica?". Pero 
            advierte que las ten�tativas m�s serias de herej�a en Italia 
            corresponden al per�odo de la libre y pr�spera actividad de las 
            comu�nas". Y concluye: "el protestantismo en Italia debe batirse 
            contra la econom�a parasitaria y la unanimi�dad peque�o-burguesa, y 
            debe buscar en los obreros educados en la lucha libre y en la moral 
            del trabajo los cuadros de la herej�a y de la revoluci�n 
            demo�cr�tica". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. "L� agonie du chris�tianisme", por 
            Miguel de Unamuno. Amauta: N� 1; p�gs. 35-36. | (640 | 
          
            | Despu�s de analizar el pensamiento de Unamuno 
            sobre el cristianismo y la historia, concluye: "Marx est� m�s cerca 
            de Cristo que el doctor de Aquino". |  | 
          
            | �Nota. Amauta: N� 16; p�g. 20. | (641 | 
          
            | Sin firma. Puntualiza los puntos de vista de 
            Amauta sobre "La Nueva Reforma", defendida por Julio Na�varro Monz�. 
            V�ase 1033. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAYER DE ZULEN, Dora. El problema religio�so en Hispano 
            Am�rica. Amauta: N� 10; p�gs. 59-62. | (642 | 
          
            | Refiri�ndose a las reformas religiosas llevadas a 
            cabo en M�xico, y a la misi�n que all� tienen los misioneros laicos, 
            se pronuncia por la nacionalizaci�n de la Iglesia. Combate el 
            protestantismo, porque en �l ve un ins�trumento que puede ser 
            aprovechado por el imperia�lismo yanqui para ejercer influencia 
            sobre las masas indias. Y cree, finalmente, que "la Iglesia Cat�lica 
            es nuestro baluarte" por el "sentido de la adaptaci�n" adquirido en 
            su larga vida, |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MENESES, R�mulo. El hebra�smo y las bases s�quicas de la 
            historia. Amauta: N� 11; p�gs. 25-27. | (643 | 
          
            | Se refiere a Spengler, Keyserling y Wells, al estudiar diversas 
            teor�as sobre las coyunturas hist�ricas. Habla del cristianismo como 
            un movimiento m�s o menos universal, suscitado por sentimientos 
            abstractos, y califica como "rebelde, nacionalista y fan�tica" a la 
            raza jud�a, al describir los precedentes sociales e his�t�ricos de 
            la �poca en que naci� Cristo. Luego pre�tende hacer una s�ntesis del 
            "agonismo hebreo", to�mando como referencia el apostolado cristiano; 
            y pre�senta los aspectos sobresalientes del cristianismo hebreo 
            contempor�neo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | NAVARRO MONZO, Julio. La nueva reforma. Amauta: N� 16 p�gs. 
            17-20. | (644 | 
          
            | Estima que el cristianismo debe reformarse para evitar su 
            desaparici�n; y explica esta necesidad, apoy�ndola en la 
            comprobaci�n del cambio experimentado por "nuestros conceptos de 
            Dios, de la oraci�n, de la Biblia, de la Iglesia y de Cristo". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | WIESSE, Mar�a. San Francisco de As�s y nuestro siglo. Amauta: 
            N� 2; p�g. 39 | (645 | 
          
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