|  |  | 
          
            | HIERL, Ernest. Escuela y 
            religi�n. Amauta: N� 29; p�gs. 36-49. | (646 | 
          
            | Extractado del libro editado por la Internacional 
            de los Trabajadores de la Ense�anza, con el t�tulo de "Peda�gog�a 
            Proletaria", este trabajo desarrolla el siguiente sumario: la 
            ideolog�a religiosa y feudal de la burgues�a; materialismo hist�rico 
            y pedagog�a; �c�mo curar los esp�ritus del mal religioso?; tesis 
            finales. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | INTERNACIONAL SINDICAL ROJA, Subcomi�t� de Educaci�n de 1�. 
            La auto-educaci�n obre�ra. Amauta: N� 24; p�gs. 85-88. | (647 | 
          
            | Trata sobre: la misi�n de la auto-educaci�n 
            obrera; el trabajo de los centros consultivos, para uso de los 
            autodidactos; organizaci�n y m�todo de las consultas; m�todos de 
            consulta. |  | 
          
            | �La (auto-) educaci�n obrera. Labor: N� 
            8; p�g. 4. | (648 | 
          
            |  |  | 
          
            | MANTOVANI, Juan. La preocupaci�n 
            contempo�r�nea por los problemas educativos. Amauta: N� 14; p�gs. 
            13-14. | (649 | 
          
            | Establece las relaciones que existen entre la 
            pedagog�a y la cultura; alude a la "incertidumbre pedag�gica" 
            originada en nuestros d�as por la multiplicidad de m�todos y. otras 
            causas; y puntualiza el alcance y la orientaci�n de las 
            preocupaciones pedag�gicas contem�por�neas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MERCADO, Guillermo. El sentido 
            del rid�culo en la educaci�n. Amauta: N� 10; p�gs. 41-42. | (650 | 
          
            | Lo rid�culo en la educaci�n familiar y escolar. 
            Lejanas y posibles consecuencias de lo rid�culo en la vida 
            pro�fesional. G�rmenes y est�mulos del rid�culo: en el ho�gar y en 
            la escuela. Palabras al maestro. |  | 
          
            |  |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MISTRAL, Gabriela. La escuela nueva en nuestra Am�rica. 
            Amauta: N� 10; p�gs. 4-5. | (651 | 
          
            |  |  | 
          
            | Trata sobre: la Argentina y el estado de su educaci�n; el Estado 
            docente; los maestros; la escuela nueva; los padres; nacionalismos. |  | 
          
            | �Derechos del ni�o. Amauta: N� 12; p�g. 32. | (652 | 
          
            |  |  | 
          
            | Justifica los siguientes: I, derecho a la salud 
            plena, al vigor y a la alegr�a; II, derecho a los oficios y e las 
            profesiones; III, derecho a lo mejor de la tradici�n; IV, derecho a 
            la educaci�n maternal; V, derecho a la libertad; VI, derecho a nacer 
            bajo legislaciones decoro y VII, derecho a la ense�anza secundaria. |  | 
          
            |  |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RODRIGUEZ FABREGAT, Enrique. Declaraci�n de los derechos del 
            ni�o. Amauta: N� 12; p�g. 13. | (653 | 
          
            |  |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VELASQUEZ, Carlos A. La nueva educaci�n. Amauta: N� 2; p�gs. 
            25-26. | (654 | 
          
            | Afirma que toda educaci�n debe apoyarse en funda�mentos de orden 
            biol�gico, sicol�gico, econ�mico, e idealista o �tico-filos�fico; y 
            de ello deriva la necesi�dad de una "pol�tica pedag�gica" que se 
            oriente en conformidad con esos fundamentos. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | �Los tests psicol�gicos y la nueva educaci�n. Amauta: N� 6; p�gs. 
            14-16. | (655 | 
          
            | Aborda los siguientes temas: valor experimental 
            de los tests, y las etapas de su conformaci�n; diversas 
            orientaciones que pueden regir la estandarizaci�n de los tests; 
            utilidad de los tests; y controversia entre arist�cratas y 
            dem�cratas de la inteligencia. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | �El problema de la nueva educaci�n. Amau�ta: N� 17; p�gs. 31-39. | (656 | 
          
            | Estudia el problema a trav�s de los aspectos 
            siguien�tes: 19, el esp�ritu de postguerra; 29, la preponderancia de 
            las nuevas fuerzas (o sea, influencia de la econo�m�a en la crisis 
            espiritual); 39, el inconformismo y las reformas educacionales; 4�, 
            la voz de los hechos, en las experiencias educacionales de Alemania, 
            Inglaterra, Francia e Italia; 59, las bases de las nuevas reformas 
            educacionales (puntualizadas en los factores axiol�gico o 
            doctrinario, paidol�gico, sociol�gico, t�cnico, econ�mico, 
            magisterial y cultural). |  | 
          
            |  |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VIVAR, V�ctor E. La escuela �nica. Labor: N� 3; p�g. 2. | (657 | 
          
            |  |  | 
          
            | WIESSE, Mar�a. El ni�o y el sentido de lo ma�ravilloso. 
            Amauta: N� 5; p�gs. 33-34. | (658 | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            ORGANIZACI�N Y CRITICA DE LA 
            EDUCACION |  | 
          
            | 1: EN EL PERU |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GALVAN, Luis E. El conocimiento paidol�gico del ni�o peruano. 
            Amauta: N� 12; p�g. 29. | (659 | 
          
            | Fija las diferencias entre Paidologia y 
            Pedagog�a. Sos�tiene que es necesario ir hacia el conocimiento del 
            ni�o peruano, para librar a la educaci�n escolar de las 
            improvisaciones y de las absurdas estandarizaciones. |  | 
          
            | �La psico-pedagogia de los ex�menes. Amauta: N� 20; p�gs. 58-63. | (660 | 
          
            | Presentando a la rutina como "se�ora de la 
            mente", advierte que las pruebas escolares no son un �ndice del 
            saber efectivo de los alumnos, sino de la memoriza�ci�n mec�nica o 
            de la suerte. Estima que esto defor�ma la personalidad del alumno, y 
            apela a la autori�zada opini�n de Giner de los R�os. Discute luego 
            la posibilidad de sustituir o abolir las vigentes formas de examen, 
            pero opina que a esto se opone la impro�visaci�n de los orientadores 
            de la educaci�n. Y con�cluye afirmando, desalentado, que en el Per� 
            "toda-v�a hay cabezas sobre los hombros como adoquines en las 
            calles". |  | 
          
            | �La orientaci�n educacional de los j�venes. Amauta: N� 24; p�gs. 
            27-36. | (661 | 
          
            | Considera que es necesaria la introducci�n del 
            examen sicot�cnico de los estudiantes, para establecer el gra�do de 
            aprovechamiento del alumno y su orientaci�n profesional. Trata 
            sobre: el producto que arrojan nues�tras escuelas y colegios; el 
            problema de la organiza�ci�n cient�fica de las actividades humanas; 
            el Bien que produjo el Mal de la Guerra (fue la ubicaci�n del hombre 
            seg�n. su capacidad); la orientaci�n profesio�nal como un problema 
            s�co-tecnol�gico; la selecci�n individual y la orientaci�n 
            profesional; las cartillas argentinas de "Orientaci�n Educacional"; 
            lo que se ha intentado en el Per� sobre la orientaci�n educa�cional. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. El proceso de la ins�trucci�n 
            p�blica en el Per�. Amauta: Nos. 14, 15 y 16; p�gs. 6-8, 13-14 y 
            22-24. | (662 | 
          
            | Considera que "la educaci�n nacional no tiene el 
            es�p�ritu nacional: tiene m�s bien un esp�ritu colonial y 
            colonizador". En el proceso de su desarrollo "se cons�tata la 
            superposici�n de elementos extranjeros insu�ficientemente 
            combinados, insuficientemente aclimatados": la herencia espa�ola 
            (con prejuicios nobiliarios y aficiones burocr�ticas, que alejaban a 
            los educandos del campo y de las industrias, y con notable 
            defi�ciencia para liberarse del medioevo); la influencia francesa 
            (que acentu� la orientaci�n literaria y ret�rica); y la influencia 
            norteamericana (propugnada por Manuel Vicente Villar�n, y que 
            comienza a seguirse en 1895, se explica por el impulso de la 
            econom�a capitalista en el Per�, y fue adoptada por la reforma de 
            1920). Luego critica la reforma, le opone su ideolog�a, y esclarece 
            los fundamentos de las otras diversas ideo�log�as que participan en 
            las corrientes educacionales seguidas en el Per�. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SAL Y ROSAS, Federico. La ense�anza p�blica en el Per� 
            �cumple su misi�n social? Amauta: N� 27; p�gs. 88-89. | (663 | 
          
            | Enjuicia la pol�tica educativa, intentando establecer si "nuestra 
            organizaci�n escolar consulta las condicio�nes geogr�ficas, �tnicas 
            y sociales del pa�s"; y, desde un punto de vista doctrinario-social, 
            confronta las relaciones de la ense�anza y el nacionalismo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 2: EN AMERICA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CASTILLO, Luciano. "C�mo educa el estado a tu hijo", por 
            Julio R. Barcos. Amauta: N� 10; p�gs. 79-80. | (664 | 
          
            |  |  | 
          
            | GALVAN, Luis E. El plan de la reforma educa�cional en Chile. 
            Amauta: Nos. 18 y 19; p�gs. 59-66 y 77-83. | (665 | 
          
            | Expone la g�nesis de la reforma (llevada a cabo 
            por el escritor Eduardo Barrios, como Ministro de Educa�ci�n en el 
            Gobierno del General Ib��ez), los aspectos b�sicos que la 
            fundamentaron y su armaz�n filos�fica. Luego destaca las 
            principales innovaciones de la reforma: la unidad de la funci�n 
            educacional; autono�m�a de la funci�n y descentralizaci�n de la 
            ejecuci�n; obligatoriedad y gratuidad de la ense�anza; la 
            co�educaci�n; la escuela, convertida en comunidad vital; diferentes 
            tipos de escuelas para el proceso de la edu�caci�n; organizaci�n de 
            la escuela unificada; organi�zaci�n del mecanismo 
            t�cnico-administrativo; car�cter t�cnico de los jefes de la 
            administraci�n educacional; supresi�n del centralismo; abolici�n del 
            rutinarismo pedag�gico; maestros electores y congresantes; y 
            co�operaci�n de los ricos en :a empresa educativa. 
            Des�graciadamente, el proyecto de reforma no fue seguido, renunci� 
            el Ministro Barrios, y el movimiento organi�zativo de los maestros 
            fue reprimido. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 3: 
            EN OTROS PAISES |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ACOSTA CARDENAS, Miguelina. Los educacionistas suizos piden 
            la abolici�n de la milicia. Amauta: N� 11; p�gs. 99-100. | (666 | 
          
            |  |  | 
          
            | LUNATCHARSKY, Anatolio. La educaci�n p�blica en Rusia. 
            Amauta: N� 27; p�gs. 15-16. | (667 | 
          
            | Es parte del informe presentado al d�cimo cuarto Con�greso Sovi�tico 
            Pan-ruso, y menciona las conquistas educacionales alcanzadas por el 
            Gobierno ruso entre 1924 y 1929. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            EDUCACION UNIVERSITARIA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 1: EN EL PERU |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARCA PARRO, Alberto. El profesor Tello y la reforma 
            universitaria. Amauta: N� 14; p�gs. 28-30. | (668 | 
          
            | Critica los conceptos emitidos por el doctor 
            Julio C. Tello en su libro sobre la "Reforma Universitaria", 
            re�firi�ndose sucesivamente a los siguientes temas: el re-ceso de la 
            Universidad; la autonom�a universitaria, la Universidad taylorizada; 
            principios de administraci�n universitaria; la investigaci�n 
            cient�fica en la Uni�versidad; y la reforma de la Universidad. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FERNANDEZ, Luis An�bal. La universidad reac�cionaria. Amauta: 
            N� 12; p�g. 30. | (669 | 
          
            | Califica como "la m�s detestable reacci�n" el per�odo que comenz� 
            con la elecci�n del Rector Manzanilla, en 1927. Eleva el problema de 
            la Universidad de San Marcos a la categor�a de problema nacional, y 
            plantea la iniciaci�n de una discusi�n abierta sobre las bases de la 
            reforma. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GALVAN, Luis E. �Qu� hace nuestra Universi�dad por la 
            investigaci�n cient�fica? Amauta: N� 6; p�gs. 5-8. | (670 | 
          
            | Nacionalismo y cultura: llegan a tener rigurosa con�junci�n. La 
            misi�n de las Universidades. �Cu�l es la tendencia representada por 
            nuestra Universidad de San Marcos?: la tradicional latina, moldeada 
            en Par�a, Pav�a y Salamanca. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. La reforma universi�taria. Amauta: 
            Nos. 12 y 13; p�gs. 3-8 y 13-15. | (671 | 
          
            | Incluye los siguientes cap�tulos: I, ideolog�a y 
            reivin�dicaciones de la reforma; II, pol�tica y ense�anza 
            uni�versitaria en la Am�rica Latina; III, la Universidad en el Per�; 
            y IV, reforma y reacci�n. En el primero, revisa la ideolog�a 
            esbozada por algunos cr�ticos de la Reforma Universitaria y plantea 
            los postulados fundamentales de �sta, de acuerdo con el Congreso 
            Interna�cional de Estudiantes celebrado en M�xico el a�o 1921. En el 
            segundo, trata sobre las experiencias de las uni�versidades de 
            Montevideo y Buenos Aires. En el tercero, demuestra c�mo supervivia 
            la colonia en la Universi�dad y se refiere al movimiento renovador 
            de 1919. El cuarto cap�tulo es principalmente pol�tico, y a tra�v�s 
            de �l ataca al "civilismo", entronizado en la Uni�versidad Mayor de 
            San Marcos. Concluye, planteando "ponencias b�sicas" para la 
            reforma. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORREGO, Antenor. Cultura universitaria y cul�tura popular. 
            Amauta: N� 16; p�gs. 35-36. | (672 | 
          
            | Afirma que es la conexi�n entre el pueblo y la Uni�versidad lo que 
            determina el car�cter hist�rico de la cultura. Pero en el Per� no ha 
            existido esta conexi�n, y por eso "no hemos tenido una cultura". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PAZ SOLDAN, Carlos Enrique. Los seminarios en la nueva 
            Universidad. Amauta: N� 1; p�g. 38. | (673 | 
          
            |  |  | 
          
            | RAMIREZ CASTILLA, Samuel. El sentido social de la reforma 
            universitaria. Amauta: N� 20; p�gs. 85-86. | (674 | 
          
            | Quiere teorizar, elevando a la categor�a de 
            doctrina la necesidad de implantar una reforma que "vitalice" a la 
            Universidad. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | UNIVERSIDAD DEL CUZCO. Bases para refor�mar la Universidad 
            del Cuzco. Amauta: N� 10; p�gs. 52-53. | (675 | 
          
            | En 37 par�grafos se expresan los principios y las 
            po�nencias b�sicas de una proyectada reforma. Firman: Fortunato L. 
            Herrera, Jos� Gabriel Coss�o, Luis E. Valc�rcel, J. Uriel Garc�a, 
            Leandro Pareja, Alberto Ara�n�bar P. y J. S. Garc�a Rodr�guez. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VELASQUEZ, Carlos A. La ense�anza de la Psi�colog�a en la 
            Universidad Mayor de San Mar�cos. Amauta: N� 11; p�gs., 27-28. | (676 | 
          
            | Presenta la ense�anza de la Psicolog�a como un 
            caso del estancamiento sufrido por la educaci�n universita�ria. 
            Critica el plan seguido, la manera de aprender que los alumnos 
            tienen, y propone reformas. |  | 
          
            | Actividades del estudiantado universitario |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 2: EN AMERICA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CASTILLO, Luciano. "La reforma universitaria", por Julio V. 
            Gonz�lez. Amauta: N� 9; p�g. 42 | (677 | 
          
            | �"La cultura frente a la Universidad", por Carlos S�nchez Viamonte. 
            Amauta: N� 15; p�gs. 42-43. | (678 | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. La refor�ma universitaria en 
            la Argentina. Amauta: Nos. 30, 31 y 32; p�gs. 48-52, 35-40 y 37-48. 
            (y 53-64). | (679 | 
          
            | Considera el movimiento de reforma universitaria 
            como manifestaci�n inicial del revolucionarismo peque�o-burgu�s, y 
            por eso no traza sus caracter�sticas educa�cionales, sino su 
            importancia y sus repercusiones de orden pol�tico. En consecuencia, 
            aborda los siguientes temas: 1, or�genes de la reforma; 2, 
            composici�n social de la universidad; 3, los factores que influyeron 
            en la reforma; 4, el car�cter peque�o-burgu�s de la reforma; 5, la 
            "justicia social" en la reforma; 6, las universidades populares; 7, 
            el anticlericalismo de la reforma; 8, el car�cter continental de la 
            reforma; 9, el antiimperialismo de la reforma; 10, europe�smo y 
            antieurope�smo; y 11, la lucha de clases y la reforma. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SANCHEZ VIAMONTE, Carlos. La Universidad y la vocaci�n 
            pol�tica del siglo. Amauta: N� 3; p�g. 37. | (680 | 
          
            | Enfoca la declamatoria agitaci�n de las 
            cuestiones so�ciales en las universidades argentinas, suced�nea de 
            la reforma. |  | 
          
            | �La cultura frente a la Universidad. Amauta:N� 1; p�gs. 7-8. | (681 | 
          
            | "Como fruto genuino del 
            Estado Individualista y de la intriga politiquera, la Universidad 
            latinoamericana si�gue siendo una venerable mixtificaci�n": "debemos 
            crear la Universidad libre". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VASQUEZ DIAZ, Manuel. "Del taller universita�rio", por Carlos 
            S�nchez Viamonte. Amauta: N. 3; p�gs. 42-43. | (682 | 
          
            | �"La reforma universitaria", por Gabriel del Mazo. Amauta: N� 8; 
            p�gs. 42-43. | (683 | 
          
            |  |  | 
          
            | 3: 
            EN OTROS PAISES |  | 
          
            |  |  | 
          
            | EDUCACI�N DEL INDIO |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ACOSTA CARDENAS, Miguelina. Escuelas 
            rurales ambulantes para la educaci�n de los ni�os id�genas. Amauta: 
            N� 12; p�gs. 38-39. | (684 | 
          
            |  |  | 
          
            | ACURIO, C�sar. La escuela hogar. Amauta: Nos. 23 y 24; p�gs. 
            22-34 y 65-74. | (685 | 
          
            | Llam�ndolo "proyecto de un nuevo tipo de escuela 
            in�d�gena", los autores realizan un sugestivo trabajo de cr�tica en 
            torno a los ensayos de educaci�n del indio y aportan observaciones 
            personales bastante estima�bles. Tratan sobre: la agrupaci�n 
            ind�gena; el hogar y el ni�o; la educaci�n ind�gena; cr�tica de las 
            escue�las (escuelas ambulantes e internados ind�genas); la escuela 
            hogar y sus postulados. "La escuela debe ser para la comunidad y la 
            comunidad para la escuela" �sostienen, resumiendo sus puntos de 
            vista. Y luego esbozan el plan de la escuela hogar, refiri�ndose 
            es�pec�ficamente a docencia y alumnado; local, mobi�liario y �tiles; 
            parte econ�mica; algo de organizaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARIAS, Mar�a Judith. La escuela hogar. Amauta:Nos. 23 y 24; 
            p�gs. 22-34 y 65-74. | (686 | 
          
            | En colaboraci�n con C�sar Acurio. V�ase: (685. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | COX, Carlos Manuel. El indio y la escuela en M�xico. Amauta: 
            N� 15; p�gs. 15-17. | (687 | 
          
            | Comienza refiri�ndose a la importancia que el 
            proble�ma ind�gena tiene en Am�rica, debido a la densidad de la 
            poblaci�n ind�gena; y a continuaci�n aplica este criterio a la 
            realidad de M�xico. Aborda los siguientes temas: el sentido de la 
            educaci�n rural; escuelas y ejidos; situaci�n del Departamento de 
            Escuelas Rura�les e incorporaci�n cultural ind�gena; la Casa del 
            Es�tudiante Ind�gena; el porvenir de las escuelas rurales. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ENCINAS, Jos� Antonio. Algunas consideracio�nes sobre la 
            educaci�n del indio en el Per�. Amauta: N� 32; p�gs. 75-79. | (688 | 
          
            | Jos� Antonio Encinas acepta errores, al concebir 
            el marxismo como "concepci�n econ�mica del mundo", y al indio como 
            el "�nico proletario peruano"; conse�cuentemente, deriva otros, de 
            �ndole econ�mica y so�cial. Pero acierta, al destacar que entre los 
            aspectos positivos de la obra de Jos� Carlos Mari�tegui se cuen�ta 
            su campa�a en favor de la transformaci�n de la escuela, como medio 
            de impulsar la evoluci�n de' Pe�r�; y, al lado de su agitaci�n del 
            problema del indio, menciona su defensa de la necesidad de 
            entronizar la escuela en la comunidad �o ayllu� para que el indio se 
            interese en la, labor de la escuela y contribuya a su desarrollo. 
            Jos� Antonio Encinas justifica amplia-mente estos puntos de vista, y 
            explica los fundamentos en que se apoyan. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ACCION GREMIAL DE LOS MAESTROS |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ASOCIACION GENERAL DE PROFESORES DE CHILE. 
            Mensaje a los maestros de Am�rica. Amauta: N� 6; p�g. 36. | (689 | 
          
            |  |  | 
          
            | BARCOS, Julio R. La Convenci�n Internacional de Maestros, de 
            Buenos Aires. Amauta: N� 12; p�g. 8. | (690 | 
          
            | Breve rese�a sobre el origen de la Convenci�n, y la importancia que 
            �sta tuvo como "un pacto de amistad entre educadores". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | INTERNACIONAL DEL MAGISTERIO AMERI�CANO. 
            Protesta y llamamiento de la Amau�ta: N� 19; p�gs. 93-94. | (691 | 
          
            | Contra la expulsi�n de maestros, ejecutada por el Go�bierno del 
            General Ib��ez, en Chile. |  | 
          
            | �Manifiesto. Amauta: N� 22; p�gs. 80-82. | (692 | 
          
            | Dirigido a la prensa libre, maestros y hombres dignos de Am�rica, 
            para denunciar los atropellos cometidos por la dictadura del General 
            Ib��ez contra los maes�tros que dirig�an la Asociaci�n General de 
            Profesores de Chile y desempe�aban cargos de responsabilidad en la 
            reforma educacional. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES DE LA ENSE�ANZA. Mensaje a 
            la Primera Convenci�n Nacional de Maestros argentinos reunida en 
            C�rdoba (Enero de 1929). Amauta: N� 22; p�gs. 76-80. |  | 
          
            | Plantea a la Convenci�n la necesidad de estudiar 
            tres problemas, a saber: la organizaci�n sindical de los maestros; 
            las relaciones de los maestros argentinos con los trabajadores de la 
            ense�anza del resto del mun�do; y la federalizaci�n de la ense�anza. | (693 | 
          
            | �Despu�s del Congreso de Montevideo. Amauta: N� 31; p�gs. 78-73. | (694 | 
          
            | Rese�a la preparaci�n, el programa y la acci�n 
            del II Congreso de Institutores de la Am�rica Latina, reunido en 
            Montevideo durante el mes de febrero de 1930 |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARINO MANYARI, Mois�s. Hacia el Primer Congreso de 
            Normalistas. Labor: N� 7; p�g. 4. | (695 | 
          
            | Al ser elegido delegado de los maestros de Tarma 
            ante el mencionado Congreso, que deb�a celebrarse en fe�brero de 
            1929, anticipa las expectativas cifradas en su realizaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MERCADO, Guillermo. Carta a los maestros del Per�. Amauta: N� 
            1; p�g. 16. | (696 | 
          
            | Inculca la convicci�n de que el maestro es un 
            legitimo portador de justicia y de verdad. Olvidado por el Estado, 
            el maestro forja individuos �tiles para la so�ciedad. El maestro, 
            revolucionario. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | NAVEA, Daniel A. Los aprendices brujos. Amau�ta: N� 26; p�gs. 
            87-90. | (697 | 
          
            | En su calidad de ex jefe de las escuelas normales 
            de Chile, Daniel Navea se dirige a Le�n Jeunehomme, educacionista 
            belga, contratado por el Gobierno de Chile para dirigir una 
            "reforma" de la ense�anza, que neutralizara el mal efecto causado 
            por el aplastamien�to de la efectiva Reforma auspiciada por los 
            elementos de la Asociaci�n General de Profesores. Defiende los 
            valores positivos de la Reforma, y reivindica la capaci�dad 
            demostrada por los profesores chilenos, contra los ataques del se�or 
            Jeunehomme. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SEGUEL, Gerardo. La reacci�n en Chile contra los maestros. 
            Amauta: N� 23; p�gs. 81-83. | (698 | 
          
            | Sobre la disoluci�n de la Asociaci�n General de 
            Pro�fesores de Chile y la expulsi�n de sus dirigentes, lle�vadas a 
            cabo por el Gobierno del General Ib��ez en 1928. |  | 
          
            | �En defensa de la Asociaci�n General de Pro�fesores de Chile. Labor: 
            N� 8; p�gs. 3-4. | (699 | 
          
            | Es trascripci�n del anterior. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | URQUIETA, Miguel Angel. Mensaje a la 
            Conven�ci�n Internacional de Maestros de Buenos Ai�res. Amauta: N� 
            11; p�gs. 3-4. | (700 | 
          
            | Cargando sus razonamientos de m�ltiples 
            referencias, defiende la importancia social del maestro, en quien ve 
            a un celoso conservador de los m s inapreciables valores humanos. 
            Plantea la tarea d� redimir al maes�tro americano, asegur�ndole una 
            vida digna. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ANTROPOLOGIA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | DELGADO, M. Julio. Normas consuetudinarias y de cooperaci�n 
            ind�gena en materia agrope�cuaria. Amauta: N� 27; p�gs. 86-88. | (701 | 
          
            |  |  | 
          
            | FRANCO, .Alejandro. El aymara del siglo XX. Amauta: N� 23; 
            p�gs. 85-88. | (702 | 
          
            | Comprobando que "el indio actual piensa y hace", 
            sos�tiene que en �l se ha verificado una transformaci�n que anuncia 
            el despertar de la raza y favorece el destino de Am�rica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GARCIA, J. Uriel. El nuevo indio. Amauta: N� 8; p�gs. 19-20 
            (y 25). | (703 | 
          
            | Estima la conquista del Per� como una "tragedia 
            es�piritual", pues desvi� el desarrollo de la cultura incai�ca 
            haci�ndole perder su espontaneidad: Se esfuerza por redimir del 
            olvido la continuaci�n de la tradici�n In�caica a trav�s de los 
            trescientos a�os del coloniaje: Y al tratar sobre la acci�n del 
            conquistador en los Andes, juzga: "La emoci�n andina modific� el 
            alma del espa�ol", franque�ndole el acceso a la actitud he�roica. |  | 
          
            | Con enmiendas y adiciones, apareci� 
            posteriormente en: "El Nuevo Indio", ensayos indianistas sobre la 
            sie�rra sur peruana (Cuzco, Editorial H. G. Rozas, 1930). V�ase: 
            p�gs. 95-103. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ILLANES SOLIS, Belisario. El problema del indio en Bolivia. 
            Amauta: N� 12; p�gs. 39-40. | (704 | 
          
            | La vida del indio en �l altiplano. Indumentaria y 
            al�bergue del nativo. Higiene moral del aborigen. Algu�nas de sus 
            costumbres t�picas; coca, alcohol y malas comidas. Sus tendencias 
            hacia la agricultura y la ga�nader�a. Militarizaci�n del indio. 
            Maestros id�neos pa�ra abor�genes. Ministerio pro-ind�gena, y leyes 
            sociales protectoras de la raza aut�ctona. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | LOPEZ ALBUJAR, Enrique. Sobre la psicolog�a del indio. 
            Amauta: N� 4; p�gs. 1-2. | (705 | 
          
            | Sintetizando sus observaciones sobre el indio de Hu�nuco en 70 
            pinceladas, dice: "Una cosa es el indio en su ayllu, en su 
            comunidad, en su vida �ntima, y otra en la urbe del misti, en sus 
            relaciones con �l, como criado suyo o como hombre libre". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PAREDES, Angel M. Carta. Amauta: N� 2; p�gs. 39-40. | (706 | 
          
            | Dirigida a Dora Mayer de Zulen, desde Quito, con 
            fecha 22 de julio de 1926. Defiende la capacidad de todas las razas 
            para desarrollar aspectos, de la cultura |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PERALTA, Antero V. Amor de indio. Amauta: N� 11; p�g. 29. | (707 | 
          
            | Sostiene que "el tipo de amor de los indios no cabe dentro de 
            ninguna clasificaci�n"; pero define este tipo de amor, como ingenuo, 
            "sin refinamiento alguno que haga presumir la lubricidad y sin 
            emotividad pro-funda que lleve hasta la pasi�n". |  | 
          
            | �El indio no es pante�sta. Amauta: N� 15; p�gs. 24-25. | (708 | 
          
            | Rechaza aquellas opiniones que le atribuyen al 
            indio una m�stica pante�sta. Y, para fundamentar su aserto, se 
            remonta a la �poca de los incas, diciendo que "la concepci�n 
            metaf�sica m�s generalizada de entonces era la del heliozc�smo"; o 
            refiriendo que "en algunos lu�gares se entreven huellas de animismo 
            fetichista en la sicolog�a ind�gena". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ROMERO, Emilio. La costumbre ind�gena y el derecho. Amauta: 
            N� 14; p�gs. 27-28. | (709 | 
          
            | Se�ala algunos aspectos del derecho 
            consuetudinario Ind�gena, para enmendar el olvido de los 
            legisladores peruanos. Dichos aspectos son: la permuta, la 
            compra-venta, la sociedad, el pr�stamo, el contrato de tra�bajo, la 
            denominaci�n de las tierras y las importantes consecuencias de su 
            confusa nomenclatura; medidas agrarias ind�genas. Conclusi�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | TAMAYO, Franz. Carta americana para americanos. Amauta: N� 3; 
            p�gs. 32-35. | (710 | 
          
            | Reivindicando la incomprensi�n del esp�ritu de la 
            "ra�za americana" explica, con ejemplos, que puede deberse a 
            razones: de tiempo, de espacio o distancia, de deficiencia 
            intelectiva, de incomprensibilidad .propia del objeto estudiado, de 
            heterogeneidad de almas y de naturaleza. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VALCARCEL, Luis E. Detr�s de las monta�as. Amauta: N� 2; 
            p�gs. 8-9. | (711 | 
          
            | Trata sobre la vida en los ayllus, destacando la 
            parti�cipaci�n que en ella tiene la mujer que trabaja; son un mundo, 
            donde los indios viven "ignorados e igno�rantes de la pomposa 
            civilizaci�n europea". Adem�s, explica el origen de la "hipocres�a" 
            india y describe la realidad de los poblachos mestizos. |  | 
          
            | �Los nuevos indios. Amauta: N� 9; p�gs. 3-4. Biblioteca Amauta, 1927 
            (p�gs. 81-89). | (712 | 
          
            | Cap�tulo de "T�mpestad en los Andes": Lima, Biblioteca Amauta, 1927 
            (p�gs. 81-89). |  | 
          
            | Describe varios tipos de indios cuya sensibilidad 
            se abre a los est�mulos de la vida contempor�nea, a saber: el 
            "ponguito" que sirve en la casa del amo y es reque�rido por la ni�a; 
            los feligreses que aprovechan la au�sencia del aura, para desertar 
            de la Iglesia y clausurar el templo; los indios, siempre castigados, 
            que hallan la amistad del pastor adventista; y los que salen de la 
            escuela. |  | 
          
            | �Sobre peruanidad. Amauta: N� 26; p�gs, 100‑ 101. | (713 | 
          
            | Distingue el Per� indio y el Per� moderno o 
            ibero-americano. Pero, bajo la influencia de una reciente lectura de 
            Frobenius, hace afirmaciones verdaderamente inexactas. Por ejemplo: 
            "Fuerte unidad y vita�lidad de estilo tiene el Per� indio, sus usos 
            y costum�bres inmemoriales apenas si han variado"; el Per� "sigue 
            siendo el hogare�o recinto de una antiqu�sima raza que descansa, en 
            sue�o fruct�fero, de gloriosas haza�as". Tal concepci�n es resultado 
            de una vieja manera de contemplar al indio, como a un ser que ha 
            proyectado todas las facultades de su alma en con-templar el pasado 
            y mira con hostilidad la obra de los "conquistadores". En realidad, 
            el indio es due�o de un notable poder de adaptaci�n, sabe comprender 
            los beneficios del progreso, y puede construir su porvenir. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FOLKLORE |  | 
          
            |  |  | 
          
            | DELGADO, M. Julio. Coreograf�a del siclla. La�bor: N� 10; 
            p�gs. 7-8. | (714 | 
          
            | Interpretaci�n de un baile indio, cuyas 
            evoluciones compara con el ceremonial de la Real Audiencia 
            esta�blecida durante el coloniaje. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SABOGAL, Jos�. Los "mates" y el yarav�. Amau�ta: N� 26; p�gs. 
            18-20. | (715 | 
          
            | Nota sobre el arte an�nimo de los indios peruanos, Ilustrada con 
            reproducciones de los dibujos grabados en los "mates" serranos. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SOCIOLOGIA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARBULU MIRANDA, Carlos. "La civilizaci�n 
            Contempor�nea", por Luis L�pez de Meza. Amauta: N� 3; p�g. 43. | (716 | 
          
            |  |  | 
          
            | CHAVEZ LEON, Fernando Luis. "La conciencia social", por Angel 
            M. Paredes. Amauta: N� 11; p�g. 43. | (717 | 
          
            |  |  | 
          
            | GARRO, J. Eugenio. El progreso como s�ntoma de evoluci�n 
            social. Amauta: N� 25; p�gs. 45-52. | (718 | 
          
            |  |  | 
          
            | INGENIEROS, Jos�. Terru�o, naci�n, humanidad. Amauta: N� 2; 
            p�gs. 17-19. | (719 | 
          
            | El terru�o es la patria del coraz�n: el amor al 
            terru�o es un imperativo natural. La naci�n es la patria de la vida 
            civil: el patriotismo nacional se extiende al ho�rizonte pol�tico; 
            el trabajo y la cultura son los sillares de la nacionalidad. La 
            humanidad es la patria del ideal: el patriotismo humano abarca el 
            horizonte cul�tural; la armon�a de los pueblos es la entelequia de 
            la humanidad. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | DERECHO |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CASTILLO, Luciano. "El habeas corpus", por Carlos S�nchez 
            Viamonte. Amauta: N� 11; p�g. 43. | (720 | 
          
            |  |  | 
          
            | CASTRO MORALES, M. Estados Unidos en la historia del Derecho. 
            Amauta: N� 9; p�gs. 29‑32. | (721 | 
          
            | Tanto en la Historia del Derecho Constitucional, 
            como en la Historia del Derecho Internacional P�blico, Esta-dos 
            Unidos no nos da una concepci�n nueva: mantie�ne la Idea del 
            Estado-poder. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | COX, Carlos Manuel. Spengler y el Derecho. Amauta: N� 13; 
            p�g. 31. | (722 | 
          
            | Expone aquella concepci�n spengleriana, seg�n la 
            cual falta a la cultura f�ustica culminar en el derecho la acci�n de 
            sus grandes sistemas. Lo critica, apoy�ndose parcialmente en 
            Keyserling; y afirma que si la cultura occidental est� en 
            decadencia, tambi�n est� en deca�dencia su derecho. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | DELGADO, M. Julio. Normas consuetudinarias 
            y de cooperaci�n ind�gena en materia agrope�cuaria. Amauta: N� 27; 
            p�gs. 86-88. | (723 | 
          
            |  |  | 
          
            | JIMENEZ DE ASUA, Luis. Los delitos pol�tico‑sociales. Amauta: 
            N� 13; p�gs. 7-8. | (724 | 
          
            | Trata sobre: la delincuencia evolutiva; 
            peligrosidad y defensa de clase; represi�n del delito pol�tico; el 
            estado presente; la soluci�n correcta. Sostiene, fundamen�talmente, 
            que "el solo procedimiento para dotar de paz a los pueblos y anular 
            los delitos pol�ticos es la justicia, �nico remedio causal 
            apropiado". |  | 
          
            | �La muerte buena. Amauta: N� 24; p�gs. 44‑49. | (725 | 
          
            | Desarrolla el siguiente sumario: I, concepto de la Eu�tanasia; II, 
            bibliograf�a reciente (de la eutanasia); III, la defensa (de la 
            eutanasia); IV, la repulsa (de la euta�nasia); y V, eutanasia m�dica 
            y homicidio compasivo. |  | 
          
            | �Libertad de amar. Labor: N� 3; p�gs. 1 (y 8). | (726 | 
          
            | Trata sobre: la crisis del matrimonio; el ejemplo 
            de Rusia; el verdadero concepto de la libertad de amar. Y en la 
            conclusi�n expresa su esperanza de que, en un futuro pr�ximo, 
            "cuando se hayan barrido las trabas que ahora nos ligan a 
            convencionalismos formalistas, el mejoramiento de las razas se 
            cumplir� autom�ticamente". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MATEU CUEVA, Augusto. El factor econ�mico de la delincuencia. 
            Amauta: N� 23; p�gs. 88-90. | (727 | 
          
            |  |  | 
          
            | MAYER DE ZULEN, Dora. La idea del castigo. Amauta: N� 3; 
            p�gs. 35-36. | (728 | 
          
            | Considera que el pueblo de La Oroya, al matar al 
            co�misario Dittman, reaccionando contra sus abusos, no hizo otra 
            cosa que castigar �stos, actuando como juez. Versi�n de las 
            doctrinas penales expuestas en el juicio. |  | 
          
            | �La f�rmula Kellog. Amauta: N� 5; p�gs. 9 | (729 | 
          
            | Sobre la f�rmula arbitral propuesta por los 
            Estados Unidos, para solucionar el conflicto entre Per� y Chile: 
            cesi�n de Tacna y Arica a Bolivia. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MEXICO. Debate sobre la ciudadan�a hispano-americana. Amauta: 
            N� 15; p�gs. 18-21. | (730 | 
          
            | Reproduce el discurso pronunciado en el Senado 
            por Riginio Alvarez, sosteniendo su "iniciativa de acuer�do" sobre 
            la creaci�n de la ciudadan�a hispanoameri�cana; el dictamen de la 
            comisi�n nombrada para es�tudiar la iniciativa, as� como la reforma 
            que de �sta hizo aquella comisi�n; y la discusi�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORREGO. Antenor. "La ley como el cuchillo", por Carlos 
            S�nchez Viamonte. Amauta: N� 14; p�g. 43. | (731 | 
          
            |  |  | 
          
            | ROMERO. Emilio. La costumbre ind�gena y el Derecho. Amauta: 
            N� 14; p�gs. 27-28. | (732 | 
          
            | Se�ala algunos aspectos del derecho 
            consuetudinario ind�gena, para enmendar el olvido de los 
            legisladores peruanos. Dichos aspectos son: la permuta, la 
            compra-venta, la sociedad, el pr�stamo, el contrato de trabajo, la 
            denominaci�n de las tierras y las importantes consecuencias de su 
            confusa nomenclatura; medidas agra�rias ind�genas. Conclusi�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SANCHEZ VIAMONTE, Carlos. La libertad individual 
            contempor�nea. Amauta: N� 9; p�g. 34. | (733 | 
          
            | Los derechos individuales, inherentes a la 
            persona hu�mana, concurren al mantenimiento del organismo so�cial. 
            Verdaderos y falsos derechos individuales. |  | 
          
            | �Libertad y propiedad en el nuevo Derecho. Amauta: N� 10; p�gs. 
            7-8. | (734 | 
          
            | Define los "verdaderos derechos individuales", 
            como aquellos en los cuales "el sujeto y el objeto del de�recho se 
            confunden e identifican"; son cualitativos y no cuantitativos. El 
            habeas corpus es presentado, a continuaci�n, como acci�n y como 
            procedimiento para conservar y retener la libertad individual. |  | 
          
            | �El nuevo Derecho. Amauta: N� 11; p�gs. 22-24. | (735 | 
          
            | Pr�logo a un libro del mismo t�tulo, original de Al�fredo L. 
            Palacios. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            
            RELACIONES INTERNACIONALES 
             
            CONFLICTO ENTRE PERU Y CHILE |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GUILLEN, Alberto. "Tacna y Arica", por Joa�qu�n Edwards 
            Bello. Amauta: N� 5; p�g. 43. | (736 | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI. Jos� Carlos. El arreglo peruano-chileno. Amauta: 
            N� 23; p�gs. 15-16. | (737 | 
          
            | Ante el arreglo de las diferencias 
            peruano-chilenas, sur�gidas por la posesi�n de Tacna y Arica, Jos� 
            Carlos Mari�tegui defiende �en nombre de AMAUTA� la po�sici�n 
            fraternizadora de la izquierda peruana, y denun�cia la hip�crita 
            demagogia de los latifundistas que hac�an propaganda chauvinista 
            desde el Gobierno y que, a espaldas del pueblo, vend�an a Chile sus 
            pro�ductos. Vaticina la futura uni�n de Chile y Per� en una 
            federaci�n de rep�blicas socialistas de la Am�rica Latina. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAYER DE ZULEN, Dora. Frente al imperialis�mo yanqui. Amauta: 
            N� 6; p�gs. 2-3. | (738 | 
          
            | Pronunci�ndose contra el proyecto de establecer un protectorado de 
            los Estados Unidos sobre las provincias de Tacna y Arica, en cuya 
            costa se establecer�a una base naval. |  | 
          
            | �El J�piter de Am�rica. Labor: N� 4; p�gs. 5-6. | (739 | 
          
            | Afirma que Estados Unidos afianza su predominio 
            en Am�rica, merced a la influencia de J�piter; y que su patrocinio 
            troc� radicalmente las irreconciliables di�ferencias entre Per� y 
            Chile, orientando ambos pue�blos hacia el arbitraje. Se pronuncia 
            contra la Interna�cionalizaci�n de Arica �que Estados Unidos parec�a 
            proyectar en cierta etapa de �ste�, y opta porque dicha plaza 
            permanezca conquistada como Gibraltar o vuelva al seno de la Patria, 
            como en su tiempo vol�vi� Calais al seno de Francia. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | QUESADA. Ernesto. Carta. Amauta: N� 5; p�gs. 42-43. | (740 | 
          
            | Dirigida a Dora Mayar de Zulen, exponi�ndole opinio�nes sobre su 
            op�sculo titulado "Tacna y Arica". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            DISPUTA POR EL CHACO |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CONFEDERACION SINDICAL LATINO-AME�RICANA. 
            Manifiesto contra la guerra. Amauta: N� 20; p�gs. 83-85.  | (741 | 
          
            | Se inspira en los incidentes que hac�an temer una guerra entre 
            Bolivia y Paraguay. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CONFERENCIA SINDICAL SUDAMERICANA CONTRA LA 
            GUERRA, Primera. Resoluci�n sobre los peligros de guerra en 
            Am�rica Lati�na y particularmente entre Paraguay y Boli�via. Amauta: 
            N� 23; p�gs. 92-94. | (742 | 
          
            |  |  | 
          
            | INTERNACIONAL COMUNISTA, Secretariado Sudamericano de la. A 
            los obreros y campesi�nos de Paraguay y Bolivia. Amauta: N� 28; 
            p�gs. 93-94. | (743 | 
          
            | Presentando la propaganda oficial sobre el 
            peligro de una guerra entre ambos pa�ses, como favorable a las 
            maniobras de los caudillos pol�ticos. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAROF, Trist�n. Ni a Bolivia ni al Paraguay les interesa 
            econ�micamente el territorio del Cha�co. Labor: N� 6; p�g. 1. | (744 | 
          
            |  |  | 
          
            | RABINES, Eudocio. La disputa del Chaco. Amau�ta: N� 23; p�gs. 
            73-77. | (745 | 
          
            | Determina la realidad geogr�fica de la zona en 
            dispu�ta; describe la fisonom�a socio-econ�mica de Bolivia y 
            Paraguay, haciendo ver el grado de penetraci�n de las empresas 
            extranjeras; y presenta el petr�leo como eje de la disputa. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VALDEZ, Abraham. La disputa internacional por el Chaco. 
            Amauta: N� 22; p�gs. 88-92. | (746 | 
          
            | Con el alarmante subtitulo de "Bolivia y 
            Paraguay, pa�ses beligerantes", trata los temas siguientes: el 
            Cha�co; 50 a�os de controversia; el conflicto y la amenaza de 
            guerra; llamados pacifistas y giro que toma el con�flicto; algunos 
            puntos de vista. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | INTERVENCION 
            NORTEAMERICANA EN NICARAGUA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BARBUSSE, Henri. Carta al general Sandino. Amauta: N� 16; 
            p�gs. 92-93. | (747 | 
          
            | Saludando en �l a un soldado de la causa de las razas y 
            nacionalidades oprimidas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAROF, Trist�n. Espartacus y Sandino. Amauta: N� 14; p�g. 26. | (748 | 
          
            | Expresando la unanimidad de la admiraci�n con que 
            el mundo contemplaba la resistencia de Sandino con�tra la 
            intervenci�n yanqui en Nicaragua. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ROLLAND, Romain. Mensaje. Amauta: N� 6; p�g. 4. | (749 | 
          
            | Dirigido al comit� de la A.P.R.A. en Par�s, 
            asoci�n�dose a un mitin de protesta contra la intervenci�n yanqui en 
            Nicaragua. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SANDINO, Augusto C�sar. Mensaje. Amauta: N� 16; p�g. 1. | (750 | 
          
            | Dirigido a la nueva generaci�n de trabajadores 
            ma�nuales e intelectuales de Am�rica Latina, por inter�medio de 
            AMAUTA. Fechado en El Chipot�n, a 20 de mayo de 1928. |  | 
          
            | �Carta. Amauta: N� 20; p�gs. 94-95. | (751 | 
          
            | Dirigida a Luis Araquistain, desde El Chipot�n, 
            el 31 de julio de 1928. Aplaude la honradez que Araquistain 
            demuestra en su libro sobre "La Agon�a Antillana", al defender a los 
            pueblos amenazados por la expansi�n imperialista. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | UGARTE, Manuel. Manifiesto. Amauta: N� 16; p�g. 34. | (752 | 
          
            | En defensa de la independencia de Nicaragua, 
            lesio�nada por la intervenci�n yanqui. Lo respalda la adhe�si�n de 
            agrupaciones universitarias hispanoamericanas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | UNION LATINOAMERICANA. Resoluci�n. Amauta: N� 11; p�g. 36. | (753 | 
          
            | Acordando enviar a Nicaragua una Delegaci�n Popu�lar 
            Latinoamericana. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | AMERICA
            LATINA CONTRA EL 
            IMPERIALISMO |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BASADRE, Jorge. Mientras ellos se extienden. Amauta: N� 9; 
            p�gs. 9-13. | (754 | 
          
            | Cronolog�a sint�tica de la reciente acci�n yanqui 
            al norte de Panam�; en Nicaragua, Honduras, Cuba, Puerto Rico, 
            Hait�. Santo Domingo y Costa Rica. El Per� y el capital yanqui: 
            especialmente en cuanto a la industria del petr�leo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. Ellos y no�sotros. Amauta: N�. 
            9; p�g. 35. | (755 | 
          
            | Bosquejo de la Ideolog�a antiimperialista de los pa�ses 
            latinoamericanos, frente a la sistem�tica expansi�n de los Estados 
            Unidos. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAYER DE ZULEN, Dora. Carta. Amauta: N�. 2; p�g. 40. | (756 | 
          
            | Dirigida a Angel M. Paredes. Tiene especial 
            inter�s por la escasa visi�n pol�tica que demuestra, al consi�derar 
            que la rivalidad de Jap�n y Estados Unidos po�dr�a influir en la 
            liberaci�n de Am�rica Latina. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ULLOA, Alberto. Mensaje a la juventud de Pa�nam�. Amauta: N� 
            2; p�g. 32. | (757 | 
          
            | Propugna la lucha por la liberalizaci�n de Panam�, y la 
            internacionalizaci�n del Canal. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            PUNTOS DE VISTA 
            AMERICANISTAS |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ALIANZA POPULAR REVOLUCIONARIA AMERICANA, 
            C�lula de Par�s. Manifiesto. Amauta: N� 18; p�gs. 86-87.  | (758 | 
          
            | En favor del proyecto sobre la ciudadan�a 
            continental, discutido en el Senado de M�xico. Presenta la 
            ciuda�dan�a continental como un arma utilizable en la lu�cha "contra 
            el conquistador extranjero y contra las oligarqu�as feudales 
            vendedoras del patrimonio nacio�nal". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CARRANZA, Luis. Indo-hispanismo. Amauta: N� 18; p�g. 94. | (759 | 
          
            | Con esta denominaci�n pretende englobar los problemas del 
            latinoamericanismo y el indoamericanismo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ESPINOZA BRAVO, Carlos Alberto. Nuestra mi�si�n ante los 
            destinos de Am�rica. Amauta: N� 20; p�gs. 86-90. | (760 | 
          
            | Define el nuevo esp�ritu del mundo como resultado 
            de la lucha que el pasado sostiene "con el presente y con las 
            fuerzas porveniristas". A la decadencia de Occiden�te auscultada por 
            Spengler, opone la realizaci�n del destino de Am�rica; y, atendiendo 
            a la realidad, esti�ma que, para alcanzar su destino, los pueblos de 
            Am�-rica deben formar un "frente �nico contra todos los 
            imperialismos". Am�rica podr� forjar una nueva cul�tura y salvar los 
            destinos de la humanidad: la juventud debe cumplir tal misi�n. |  | 
          
            | �"El desfile de banderas". Amauta: N� 28; p�gs. 87-89. | (761 | 
          
            | Se refiere al significado antiimperialista del desfile organizado 
            por la redacci�n de la revista "Universi�dad", en Bogot�, como 
            demostraci�n de fraternidad hispano-americana. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FERNANDOIS, Francisco Javier. Mensaje a los estudiantes y 
            obreros peruanos. Amauta: N� 7; p�g. 34. | (762 | 
          
            | Como ex Presidente de la Federaci�n de Estudiantes de Chile, se 
            pronuncia por el "acercamiento peruano-chi�leno", cualesquiera que 
            sean las circunstancias que los intereses creados produzcan". 
            Plantea y esboza un programa de solidaridad continental. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GALLEGOS, Gerardo. No existen nacionalidades en nuestra 
            Am�rica. Amauta: N� 13; p�g. 33. | (763 | 
          
            | Eco del poderoso influjo ejercido por la pol�tica boli�variana. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GOICOCHEA, Eduardo J. Hacia la uni�n de los pueblos de la 
            Am�rica Latina. Amauta: N� 7; p�gs. 34-35. | (764 | 
          
            | Al volver de Chile, estima que los incidentes 
            diplom�ticos no son eco de la "transformaci�n radical del 
            pensamiento que orienta al pueblo hacia la uni�n de�finitiva y 
            fraterna con el Per�". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GUILLEN, Alberto. "Am�rica", por Arturo Cap�devilla. Amauta: 
            N� 5; p�g. 43. | (765 | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. Por la uni�n de los pueblos de 
            la Am�rica Latina. Amauta: N� 11; p�g. 19. | (766 | 
          
            | Sobre el proyecto discutido en las c�maras 
            legislativas de M�xico, planteando el reconocimiento de la 
            ciudada�n�a continental. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MAYER DE ZULEN, Dora. Am�rica para la humanidad. Amauta: N� 
            9; p�gs. 14-16. | (767 | 
          
            | Como oposici�n a la f�rmula que ha popularizado 
            la Doctrina de Monroe, plantea Dora Mayer el lema con que encabeza 
            el art�culo. Afirma que Estados Unidos es un pa�s sin nombre. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MEXICO. Debate sobre la ciudadan�a hispano‑americana. Amauta: 
            N� 15; p�gs. 18-21. | (768 | 
          
            | Reproduce el discurso pronunciado en el Senado 
            por Higinio Alvarez, sosteniendo su "iniciativa de acuer�do" sobre 
            la creaci�n de la ciudadan�a hispanoameri�cana; el dictamen de la 
            comisi�n nombrada para es�tudiar la iniciativa; as� como la reforma 
            que de �sta hizo aquella comisi�n; y la discusi�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORREGO, Antenor. El gran destino de Am�rica. Amauta: N� 12; 
            p�gs. 13-14. | (769 | 
          
            | Se propone definir "que es Am�rica", como 
            realidad y como caso hist�rico. Y lo hace en los siguientes 
            par�grafos: La Am�rica, desgarr�n hist�rico; Am�rica, crisol de 
            razas y de pueblos; Am�rica, s�ntesis de cultu�ras; Am�rica, 
            equ�voco de Am�rica; y, Am�rica hac�a su americanizaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SANCHEZ VIAMONTE, Carlos. Am�rica, universalidad. Amauta: N� 
            16; p�gs. 25-26. | (770 | 
          
            | Opina que el siglo XX ha de ser "el comienzo de 
            la era de Am�rica". Pero en �sta se oponen dos tipos hu�manos, el 
            saj�n y el latino. Y como "la evoluci�n humana conduce a la 
            solidaridad por el camino de la universalidad, se ha discutido si 
            �sta se lograr�, en Am�rica, mediante el cosmopolitismo o el 
            internacio�nalismo". O bien, se ha opuesto dos f�rmulas: "Am�rica 
            para los americanos", que envuelve un prop�sito imperialista de los 
            Estados Unidos; y "Am�rica para la humanidad", que representa la 
            resistencia idealista de los latinos. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | UGARTE, Manuel. Manifiesto a la juventud latinoamericana. 
            Amauta: N� 8; p�gs. 37-39. | (771 | 
          
            | Expone el malestar de la Am�rica Latina, 
            refiri�ndose ligeramente a sus causas. Y a manera de conclusi�n, 
            dice: "Basta de concesiones abusivas, de empr�stitos aventureros, de 
            contratos dolosos, de des�rdenes en�d�micos, y de pueriles pleitos 
            fronterizos". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | UNION LATINO-AMERICANA. Mensaje. Amauta: N� 16; p�g. 34. | (772 | 
          
            | Dirigido al Congreso Argentino, pidiendo la 
            condonaci�n de las deudas de guerra que el Paraguay fue con�denado a 
            pagar despu�s de la guerra de 1865-1870.  |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VALCARCEL, Luis E. Hay varias Am�ricas. Amauta; N� 20; p�gs. 
            38-40. | (773 | 
          
            | Anota que la divisi�n en Am�rica del Norte, del Centro y del Sur ha 
            quedado invalidada por la especial pre�eminencia de las afinidades 
            hist�ricas y las diferencias raciales. Atendiendo a la conquista y 
            la colonizaci�n se habla de angloamericanos y latinoamericanos: m�s 
            exacto ser�a adoptar las lenguas como base para una denominaci�n, o 
            las razas. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VASCONCELOS, Jos�. El nacionalismo en la Am�rica Latina. 
            Amauta: Nos. 4 y 5; p�gs. 13‑16 y 22-24. | (774 | 
          
            | "Trabajo ardiente para comprometer el futuro, 
            para obligarlo a que esplenda de gloria: as� definir�a yo nuestra 
            manera de nacionalismo". Y, partiendo de esta definici�n, enjuicia 
            las influencias del despotismo virreinal y del caudillaje; el 
            recrudecido nacionalismo europeo de la postguerra y el ideal de 
            Federaci�n Ame�ricana; y la acci�n del idioma. "La civilizaci�n es 
            aho�ra un fen�meno realmente universal" �dice, estimando a un mismo 
            tiempo que Am�rica no puede ser re�servada a una sola raza. Am�rica, 
            como "ninguna otra zona del mundo, merece el t�tulo de pa�s riel 
            futuro". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            PROBLEMAS INTERNACIONALES
            CONTEMPORANEOS |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ANDRADE, Juan. El imperialismo ya lucha de los pueblos 
            coloniales. Amauta: N� 15; p�gs. 32-35. | (775 | 
          
            | Es el capitulo inicial del libro titulado "China 
            contra el imperialismo": Madrid, Ediciones Oriente, 1928 (p�gs. 
            11-28). Se refiere al crecimiento de las tendencias ex�pansionistas, 
            a partir de 1894. Define "lo que significa en Oriente la 
            civilizaci�n occidental", vali�ndose del pensamiento de los 
            nacionalistas revolucionarios que en las colonias luchan contra el 
            imperialismo. Escla�rece la importancia del Pac�fico en las 
            ambiciones in�ternacionales que se cruzan en la China. Y expone la 
            situaci�n de Filipinas y Hawai. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | CACHIN, Marcel. El imperialismo contra la U.R.S.S. Amauta: N� 
            25; p�gs. 85-89. | (776 | 
          
            | Extracto del discurso sobre la materia, 
            pronunciado en el Parlamento franc�s el 4 de diciembre de 1928 
            (Ma�drid, Editorial Europa-Am�rica, s. f.). |  | 
          
            | Trata los siguientes temas: la U.R.S.S. 
            partidaria de la paz; el imperialismo franc�s contra la revoluci�n 
            rusa; el imperialismo polaco contra la U.R.S.S. |  | 
          
            | �El imperialismo contra la U.R.S.S. Bolet�n de Labor; p�g. 2. | (777 | 
          
            |  |  | 
          
            | COMO explica el conflicto ruso-chino el decano de la prensa 
            burguesa. Bolet�n de Labor; p�g. 2. | (778 | 
          
            |  |  | 
          
            | CONFEDERACION SINDICAL LATINO-AMERICANA. Manifiesto. N� 25; 
            p�gs. 89-91. | (779 | 
          
            | Sobro la ruptura de relaciones entre Rusia y China, ocurrida a 
            principios de 1929. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FALCON, C�sar. El orgullo ingl�s. Amauta N� 7; p�gs. 35-36. | (780 | 
          
            | Se refiere al conflicto anglo-chino de 1927. Y, 
            en con�clusi�n, estima que Inglaterra hizo aparecer como gra�ciosa 
            concesi�n el derecho arrancado por la acci�n na�cional del pueblo 
            chino, para no menoscabar su "in�marcesible autoridad de dominadora 
            del mundo". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. La paz de Versalles. Amauta: N� 31; 
            p�gs. 9-16. | (781 | 
          
            | Texto de una conferencia pronunciada en la Univer�sidad Popular. |  | 
          
            | Juzga que el Tratado d� Versalles "est� en 
            discusi�n permanente", porque "ha aportado nuevas causas de 
            inquietud, de desorden y de malestar". Revive los propositos y los 
            auspicios que dieron origen a la con�ferencia de Versalles, y hace 
            ver c�mo fueron modificadas las bases de la paz aceptadas por 
            Alemania, atendiendo al compromiso de los aliados y al programa de 
            Wilson. Luego analiza el contraste existente entre lo que debi� ser 
            la Sociedad de Naciones y lo que era, en la realidad. "No es tal 
            Sociedad de Naciones": "es una sociedad de gobiernos, es una 
            sociedad de Estados, es una liga del r�gimen capitalista"; y, en 
            buena cuen�ta, "es un homenaje involuntario de la burgues�a a 
            nuestro ideal proletario y clasista del internaciona�lismo". |  | 
          
            | �La intervenci�n italiana en la guerra. Amauta: N� 32; p�gs. 8-16. | (782 | 
          
            | Texto de una conferencia pronunciada en la Univer�sidad Popular. |  | 
          
            | Esclareciendo las causas de la intervenci�n 
            italiana en la guerra de 1914-18, opina que se debi� a causas 
            eco�n�micas y no a causas diplom�ticas y pol�ticas, pues "Italia 
            carec�a de libertad de acci�n, su neutralidad era imposible". 
            Atribuye la derrota de Caporetto a la escisi�n producida en la 
            retaguardia por los partida�rios de la neutralidad, pero advierte 
            que "desde que empez� a ser fuerte el frente pol�tico empez� a ser 
            fuerte el frente militar". Y, de la misma manera, la eficacia de la 
            intervenci�n de Estados Unidos y la pro�paganda de Wilson, as� como 
            la circunstancia de que la guerra no haya sido historiada por 
            militares sino por pol�ticos y soci�logos, se explica �seg�n Jos� 
            Car�los Mari�tegui�, por el derrumbe producido en el frente 
            austro-alem�n cuando los generales no pudieron mantener en el pueblo 
            la ilusi�n de una victoria. Termina, revisando brevemente la 
            revoluci�n rusa y su influencia en el t�rmino de la guerra. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SHAW, Bernard. El famoso pacto Kellog es un monumento de 
            estupidez. Labor: N� 5; p�g. 3. | (783 | 
          
            |  |  | 
          
            | Conflicto chino-japon�s |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. China con�tra el imperialismo. 
            Amauta: N� 16; p�gs. 43-44. | (784 | 
          
            |  |  | 
          
            | HISTORIA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | HISTORIA DEL PERU |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BASADRE, Jorge. Caudillaje y acci�n directa. Amauta: N� 6; 
            p�g. 11. | (785 | 
          
            | "El caudillaje es el resultado del choque entre 
            la democracia y la realidad criolla"; "es un modo elemental de 
            acci�n directa". El caudillaje desequilibra la democracia, pero 
            desplaza a la oligarqu�a y encum�bra a la clase media, favoreciendo 
            la democratizaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GARCIA, J. Uriel. La m�sica incaica. Amauta: N� 2; p�gs. 
            11-12. | (786 | 
          
            | Explicaci�n sobre las ra�ces hist�ricas y sociol�gicas de la huanca, 
            el harawi, el huaino y la kjashua, y el hayarachi. "La m�sica india 
            no es explosi�n senti�mental de la desesperanza": es la m�sica de 
            "ese es�tado grave entre la realidad y la fantas�a". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | GARRO, J. Eugenio. Los "amautas" en la Historia peruana. 
            Amauta: N� 3; p�gs. 38-39. | (787 | 
          
            | Origen de la palabra "amauta". Los amautas y su participaci�n en el 
            cortejo de los Incas. Valor de la cultura incaica. |  | 
          
            | �La Iglesia y el Estado. Amauta: N� 19; p�gs. 31-36. | (788 | 
          
            | En su segunda parte hace una sumaria s�ntesis de 
            las relaciones entre la Iglesia y el Estado peruanos. Presenta la 
            �ntima conexi�n de la autocracia y la re�ligi�n, durante el Incario. 
            En la Conquista, define las relaciones entre la Iglesia y el Estado 
            como, mari�daje establecido para someter al indio. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ROMERO, Emilio. El Cuzco cat�lico. Amauta: N� 10; p�g. 54. | (789 | 
          
            | Califica como "furor pagano" el sentimiento que 
            in�corpor� a los indios entre los feligreses de la iglesia cat�lica 
            Pero, lejos del Cuzco virreinal, "la masa ind�gena ejerc�a en la 
            evoluci�n social una influencia m�s poderosa que los conventos". 
            Parece que en ra�z�n de un cambio en el car�cter de los mismos 
            curas: catequistas, en un principio; instintivos y prosaicos 
            despu�s. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SANCHEZ CONCHA DE PINILLA, Mar�a Isabel. La Pascua del Sol: 
            Intip Raymi. Amauta: N� 3; p�gs. 30-31. | (790 | 
          
            |  |  | 
          
            | URQUIETA, Miguel Angel. El mapuche. Amauta: N� 3; p�gs. 
            28-29. | (791 | 
          
            | Episodio de la guerra peruano-chilena. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | VALCARCEL, Luis E. Sumario de Tawantinsuyo. Amauta: N� 13; 
            p�gs. 29-30. | (792 | 
          
            | Extensi�n geogr�fica y apogeo pol�tico de la 
            confedera�ci�n de tribus quechuas. Sus bases fueron: la gran 
            vialidad, la colonizaci�n rec�proca, la lengua oficial, el acuerdo 
            entre centralizaci�n y econom�a tribal, el ca�r�cter de las 
            conquistas, el tributo. El trabajo. Con�sideraciones actuales. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ZARATE, Fidel A. El parlamentarismo y el pre�sidencialismo en 
            el Per�. Amauta: N� 25; p�gs. 28-36. | (793 | 
          
            | Declara su intenci�n de estudiar solamente la 
            tenden�cia hac�a uno u otro sistema, alej�ndose de estudiar-los 
            netamente. Pero, necesitando precisar las bases de su enfocamiento, 
            comienza por trazar una deficien�te caracterizaci�n del 
            parlamentarismo y del presiden�cialismo. Luego, califica como mixto 
            al sistema peruano, porque es "presidencialismo con apariencia de 
            parlamentarismo". Intenta definir los caracteres ge�nerales del 
            r�gimen parlamentario peruano y del r�gi�men presidencial peruano. 
            Estudia, por �ltimo, la evo�luci�n de la tendencia seguida por los 
            gobiernos perua�nos bas�ndose en el dictado de las constituciones, 
            libe�rales (como las de 1823, 1828, 1867 y 1919) o conser�vadores (com� 
            las de 1826, 1834, 1839 y 1860). |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            HISTORIA DE AMERICA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | FONCUEVA, Jos� A. Nov�simo retrato de Jos� Mart�. Amauta: N� 
            14; p�gs. 22-24. | (794 | 
          
            | Presenta a Mart� como: m�stico, pensador, 
            escritor, ora�dor, poeta, educador y patriota. Adem�s, estudia el 
            pensamiento social de Jos� Mart�. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | HAYA DE LA TORRE, V�ctor Ra�l. El problema hist�rico de 
            nuestra Am�rica. Amauta: N� 12: p�gs. 21-23. | (795 | 
          
            | Aborda los siguientes t�picos: el nombre de 
            Am�rica; m�todo dial�ctico; evoluci�n, revoluci�n, violencia; la 
            tesis americana precolombina; ant�tesis hisp�nica; la s�ntesis 
            colonial. Y a continuaci�n trata de dilucidar si "la revoluci�n de 
            la independencia fue un movi�miento de emancipaci�n integral", 
            enfocando los si�guientes aspectos de ella: determinismo econ�mico; 
            la significaci�n del h�roe; yuxtaposici�n de razas y de sistemas 
            pol�ticos, coexistencia de etapas sociales; nues�tra Am�rica 
            democr�tica o antidemocr�tica. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ROMERO, Emilio. Sobre "Las huellas de los conquistadores". 
            Amauta: N� 23; p�gs. 12-15. | (796 | 
          
            | No es un comentario del libro de Carlos Pereyra. 
            Es una seria y detenida confirmaci�n de las grandes matanzas de 
            ind�genas peruanos, realizadas por los conquistadores; est� 
            respaldada por los testimonios de los cronistas y estima que, para 
            hacer una exacta apreciaci�n de esas matanzas, habr�a que calcular 
            el n�mero de habitantes que en tiempo de los incas ten�a el Per�, 
            haciendo para ello un estudio c�e la geo�graf�a de la alimentaci�n 
            en aquella �poca. Glosa, as�, un aserto de Carlos Pereyra: "la 
            despoblaci�n del Per� es una f�bula". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | Problema hist�rico de la 
            revoluci�n mexicana |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ARAQUISTAIN, Luis. El aspecto agrario de la revoluci�n 
            mexicana. Amauta: N� 20; p�gs. 79‑82. | (797 | 
          
            | En primer lugar, Araquistain recalca los 
            principales beneficios acarreadas por la revoluci�n mexicana; 
            ex�propiaci�n de los grandes latifundios; lucha contra la 
            resistencia de los latifundistas expropiados; y eleva�ci�n del nivel 
            econ�mico y espiritual del indio. Jus�tifica la revoluci�n mexicana, 
            haciendo ver la excesiva concentraci�n de la propiedad de la tierra 
            y, como prueba elocuente, da las cifras en que se expresaban las 
            extensiones superficiales de los grandes latifun�dios. Precisa los 
            caracteres de la deformaci�n de la econom�a mexicana y, por �ltimo, 
            da a conocer las tristes consecuencias que tuvo para la poblaci�n y 
            a�n para la pol�tica exterior del pa�s. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ATL, Doctor. Cinem�tica mexicana. Amauta: N� 3; p�g. 27. | (798 | 
          
            | Trata sobre: la revoluci�n; el gobierno; el pa�s; las organizaciones 
            obreras; el agrarismo; la producci�n es�crita. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BUSTAMANTE, Luis F. "La revoluci�n mexi�cana", por Luis 
            Araquistain. Amauta: N� 23; p�gs. 102-104. | (799 | 
          
            | Al comentar el itero de Araquistain, Luis F. Busta�mante discute la 
            fisonom�a pol�tica de la revoluci�n mexicana y le niega car�cter 
            socialista. Es una cr�ti�ca detenida y pol�mica. |  | 
          
            | �"La revoluci�n mexicana", por Luis Araquistain. Labor: N� 8; p�g. 
            2. | (800 | 
          
            |  |  | 
          
            | CASANOVAS, Mart�. M�xico despu�s de la muerte de Obreg�n. 
            Labor: N� 1; p�gs. 1-2. | (801 | 
          
            | Expone la correlaci�n de las fuerzas pol�ticas 
            mexica�nas, al producirse la crisis ocasionada por el asesi�nato del 
            general Alvaro Obreg�n, presidente electo. Y traza un cuadro del 
            desarrollo social que podr�a ser afectado por dicha crisis. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | COSCO MONTALDO, J. Oscar. M�xico y Vasconcelos. Amauta: N� 
            18; p�gs. 87-92. | (802 | 
          
            | Despu�s del asesinato de Obreg�n, Vasconcelos 
            plan�te� una serie de observaciones a la pol�tica del gene�ral 
            Calles, refiri�ndose en particular a sus conniven�cias con la 
            diplomacia yanqui, manifestadas en: el su-ministro de armas y 
            municiones, por parte de los Es�tados Unidos; la persecuci�n de los 
            cat�licos; las ges�tiones para obtener empr�stitos yanquis; y la 
            transac�ci�n sobre las concesiones petrol�feras. A dichas 
            ob�servaciones se refiere minuciosamente el autor, de�fendiendo la 
            pol�tica callista. Y, para terminar, trata sobre la pol�tica 
            represiva de Calles (particularmente contra el movimiento Serrano-de 
            la Huerta), as� como a las operaciones que Obreg�n celebr� con el 
            gobier�no para estimular --seg�n Vasconcelos� el desarrollo de sus 
            propios bienes. |  | 
          
            | �M�xico y Vasconcelos. Labor: N� 1; p�gs. 2-3. | (803 | 
          
            |  |  | 
          
            | HURWITZ, Jacobo. Panorama de la pol�tica 
            me�xicana: el movimiento reaccionario G�mez-Serrano-de la Huerta. 
            Amauta: N� 10; p�gs. 23-24. | (804 | 
          
            | Antecedentes: elecciones presidenciales para el 
            per�o�do 1928-32; actuaci�n pol�tica de Alvaro Obreg�n. Ar�nulfo 
            G�mez y Francisco Serrano, candidatos. La se�dici�n del 2 de Octubre 
            de 1927: acci�n del gobierno; estado de la situaci�n. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | LIGA CONTRA EL IMPERIALISMO. Manifies�to contra el terror, la 
            reacci�n y la traici�n en M�xico. Amauta: N� 29; p�gs. 91-93. | (805 | 
          
            | �La prisi�n de Esteban Pavletich en M�xico. Amauta: N� 30; p�g. 97. | (806 | 
          
            | �Manifiesto, a todas las organizaciones revolu�cionarias 
            antiimperialistas. Amauta: N� 30; p�gs. 100-101. | (807 | 
          
            | Suscitando una protesta continental contra el reac�cionarismo del 
            gobierno mexicano, obediente a los mandatos del imperialismo yanqui. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. La revo�luci�n mexicana y el 
            clero. Amauta: N� 12; p�gs. 26-28. | (808 | 
          
            |  |  | 
          
            | MODOTI, Tina. La contrarrevoluci�n mexicana. Amauta: N� 29; 
            p�gs. 94-95. | (809 | 
          
            |  |  | 
          
            | PAVLETICH, Esteban. La revoluci�n mexicana �revoluci�n 
            socialista? Amauta: Nos. 26 y 28; p�gs. 57-67 y 30-36. | (810 | 
          
            | Expone el proceso de formaci�n del feudalismo 
            mexi�cano, durante la dominaci�n espa�ola; su prolonga�ci�n, a 
            trav�s de la primera �poca de la independen�cia; la lucha del Estado 
            contra la Iglesia, considera-da como instituci�n econ�mica; y la 
            torpe pol�tica de las "compa��as desl�ndadoras" creadas por ley de 
            1875. Luego describe la situaci�n econ�mica de M�xico, al 
            producirse la revoluci�n de 1910; caracteriza la ingerencia del 
            imperialismo en el curso de la re�voluci�n. Y, tratando de definir 
            la orientaci�n po�l�tica seguida por la revoluci�n, estudia la carta 
            cons�titucional de 1917, la agrupaci�n de las clases sociales 
            despu�s de la revoluci�n y las tendencias econ�micas del gobierno 
            revolucionario. Concluye neg�ndole fiso�nom�a socialista a la 
            revoluci�n mexicana, por ser "su realidad econ�mica y social 
            fundamentalmente feuda�les". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | PEREZ REINOSO, Ramiro. La Iglesia contra el Estado en M�xico. 
            Amauta: N� 1; p�g. 29. | (811 | 
          
            | "El articulado eclesi�stico de la constituci�n de 
            1917 es arreligioso para garantizar la libertad de creencias". Odios 
            partidistas en la reacci�n clerical. La iglesia romana, 
            colonialista. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RABINES, Eudocio. El termidor mexicano. Amauta: N� 23; p�gs. 
            77-81. | (812 | 
          
            | Hace una sumar�a historia de la revoluci�n 
            mexicana, a trav�s de sus caracteres sobresalientes. Despu�s de la 
            muerte de Obreg�n, el gobierno fue conservado por el partido 
            obregonista; en el orden sindical, la C.R.O.M. estaba regida por una 
            ideolog�a h�brida y una burocra�cia oportunista; Vasconcelos, 
            candidato presidencial en las elecciones de 1929. Para continuar la 
            revoluci�n y evitar una reacci�n termidoriana, el proletariado de 
            M�xico debe conservar su independencia de acci�n. |  | 
          
            | �El termidor mexicano. Labor: N� 8; p�g. 3. | (813 | 
          
            |  |  | 
          
            | RAMOS PEDRUEZA, Rafael. La revoluci�n me�xicana frente a 
            Yanquilandia. Amauta: N� 12; p�gs. 34-36. | (814 | 
          
            | Presenta los hechos caracter�sticos del 
            desarrollo his�t�rico del imperialismo yanqui, desde mediados del 
            si�glo XVIII hasta la �poca de las dictaduras, en la se�gunda decena 
            del presente siglo. Luego compendia la historia de M�xico, desde la 
            emancipaci�n, mencio�nando los esfuerzos que Estados Unidos hac�a 
            para convertirlo en colonia, la obra de Ju�rez, el servilismo de 
            Porfirio D�az ante el capitalismo extranjero, la revoluci�n 
            maderista, la reacci�n de Huerta, el empu�je del pueblo mexicano 
            durante el repudio del huer�tismo, a revoluci�n constitucionalista 
            de Carranza, la presidencia de Obreg�n. Define la revoluci�n como 
            "in�teligentemente libertaria y nacionalista". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SILVA HERZOG, Jes�s. El problema agrario de M�xico y la 
            revoluci�n. Amauta: N� 20; p�gs. 32-36. | (815 | 
          
            | Estudia el problema agrario mexicano desde la 
            �poca colonial. Entonces se divid�a la propiedad de la tierra entre 
            los espa�oles, la iglesia y los pueblos; pero pau�latinamente fue 
            creciendo la propiedad de los dos pri�meros grupos, a costa de la 
            progresiva expropiaci�n de los pueblos. Justifica, por esto, la 
            daci�n de la ley de 1856, que inhabilitaba a la Iglesia para poseer 
            bie�nes ra�ces, haciendo ver que las tierras de �sta pasa-ron a los 
            grandes propietarios, e insiste en lo acen�tuada que lleg� a ser la 
            concentraci�n de la propiedad territorial bajo el gobierno de 
            Porfirio D�az. Contra este mal insurgi� Madero, cuya acci�n se 
            revel� en le programa agrario de la revoluci�n zapatista y en la ley 
            del 6 de enero de 1915, promulgada por el gobierno del general 
            Venustiano Carranza. |  | 
          
            | �El problema agrario de M�xico y la revoluci�n. Labor: N� 6; p�g. 
            6. | (816 | 
          
            |  |  | 
          
            | SOCORRO ROJO INTERNACIONAL. Circular. Amauta: N9 30; p�g. 98. | (817 | 
          
            | Haciendo un llamado a la solidaridad con los 
            militan-tes mexicanos en huelga de hambre, en la prisi�n de las 
            Islas Mar�as. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | TERREROS, Nicol�s. Panorama de la pol�tica 
            mexicana: el movimiento reaccionario G�mez-Serrano de la Huerta. 
            Amauta: N� 10; p�gs. 23-24 | (818 | 
          
            | En colaboraci�n con Jacobo Hurwitz. V�ase; (804. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            HISTORIA GENERAL |  | 
          
            |  |  | 
          
            | COX, Carlos Manuel. "El esquema de la histo�ria", por H. G. 
            Wells. Amauta: N� 2; p�g. 42. | (819 | 
          
            |  |  | 
          
            | GARBO, J. Eugenio. "La vie d'Attila", por Mar�cel Brion. 
            Amauta: N� 20; p�gs. 98-99. | (820 | 
          
            | Sin criticar el libro, esboza una caracterizaci�n de Ati�la, en 
            conformidad con el trabajo de Marcel Brion. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | LAMARQUE, Nydia. La vida heroica de Rosa Luxemburgo. Amauta: 
            Nos. 28, 29 y 30; p�gs. 9-15, 76-85 y 78-87. | (821 | 
          
            |  |  | 
          
            | Historia de Espa�a |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BUSTAMANTE, Luis F. "La revoluci�n espa�o�la", por Carlos 
            Marx. Amauta: N� 24; p�gs. 98-100. | (822 | 
          
            |  |  | 
          
            | GOBETI, Piero. Un perseguidor de an�rquicos. Amauta: N� 24; 
            p�gs. 10-12. | (823 | 
          
            | Ensayo sobre la orientaci�n pol�tica de Donoso Cort�s. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARX, Carlos. Espartero. Amauta; N� 24; p�gs. 1-9. | (824 | 
          
            | Es un cap�tulo del libro sobre "La revoluci�n espa�o�la", publicado 
            por la Editorial Cenit en 1931. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ZARATE, Fidel A. "Or�genes del r�gimen cons�titucional en 
            Espa�a", por Melchor Fern�ndez Almagro. Amauta: N� 25; p�gs. 83-85. | (825 | 
          
            |  |  | 
          
            | Historia de Rusia |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARIATEGUI, Jos� Carlos. Lenin. Amauta: N� 30; p�gs. 11-14. | (826 | 
          
            | Elogiosa semblanza, aparentemente escrita antes 
            de la muerte de Lenin. Expresa la comprensi�n del signifi�cado 
            hist�rico y social de su obra. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. "C�mo to�maron el poder los 
            bolcheviques", por John Reed. Labor: N� 1; p�g. 6. | (827 | 
          
            |  |  | 
          
            | PESCE, Hugo. La revoluci�n dekabrista. Amauta: N� 4; p�gs. 
            34-36. | (828 | 
          
            | Estudio de los antecedentes, el desarrollo y el 
            significa-do de la revoluci�n estallada el 14 de diciembre de 1825, 
            en San Petersburgo, contra el zar Alejandro I. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | SOREL, Jorge. Defensa de Lenin. Amauta: N� 9; p�gs. 25-27. | (829 | 
          
            |  |  | 
          
            | TROTZKY, Le�n. Vladimiro Illich Len�n. Amau�ta: N� 9; p�gs. 
            15-20. | (830 | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            ECONOMIA |  | 
          
            |  |  | 
          
            | 
            PROBLEMAS ECONOMICOS 
            CONTEMPORANEOS |  | 
          
            |  |  | 
          
            | BACH, Fritz. El imperialismo, un fen�meno econ�mico. Amauta: 
            N� 19; p�gs. 50-52. | (831 | 
          
            | �El imperialismo, un fen�meno econ�mico. Labor: N� 2; p�g. 4. | (832 | 
          
            |  |  | 
          
            | MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. Aspectos de la estabilizaci�n 
            capitalista. Amauta: N� 21; p�gs. 65-71. | (833 | 
          
            | Destaca la empe�osa labor de la prensa 
            reaccionaria de todo el mundo, para no esclarecer ante las masas los 
            principales problemas pol�ticos y econ�micos. Luego opone la 
            estabilizaci�n capitalista y la estabilizaci�n proletaria, la 
            prosperidad de post-guerra y la recons�trucci�n emprendida por el 
            pueblo ruso desde el po�der. Explica la esencia de las principales 
            contradiccio�nes nacionales e internacionales, y presenta el 
            desarro�llo de algunos renglones de la producci�n agr�cola e 
            industrial, comparando los n�meros �ndices correspon�dientes a la 
            Uni�n Sovi�tica y a Europa. Concluye con una serie de 
            consideraciones pol�ticas, a trav�s de las cuales se considera a 
            Rusia como "acelerador de la victoria proletaria". |  | 
          
            |  |  | 
          
            | ORZABAL QUINTANA, Arturo. La crisis agraria universal. Labor: 
            N� 5; p�gs. 7-8. | (834 | 
          
            | Compara las actividades agr�colas de Estados Unidos, Argentina y 
            Rusia, para aclarar los alcances de la crisis. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RABINES, Eudocio. La etapa del monopolio capitalista, Amauta: 
            N� 16; p�gs. 29-32. | (835 | 
          
            | Establece las diferencias existentes entre el 
            imperia�lismo territorial de la antig�edad y el imperialismo 
            eco�n�mico de nuestra �poca. Luego puntualiza los carac�teres de 
            �ste: monopolio capitalista, capital financiero, exportaci�n de 
            capitales, concurrencia de los monopolios en el mercado mundial, 
            antagonismo irreductible en�tre los imperialismos concurrentes. Y, 
            en particular, estudia el monopolio capitalista, refiri�ndose a: 
            con�currencia y concentraci�n de capitales; los instrumen�tos del, 
            monopolio; y la nueva etapa econ�mica. |  | 
          
            | �El capital financiero. Amauta: N� 19; p�gs. 21-31. | (836 | 
          
            | Estudia el capital financiero como elemento 
            distintivo del imperialismo. Previamente traza una rese�a his�t�rica 
            de la g�nesis y evoluci�n del capital, discu�tiendo las teor�as que 
            intentan definir su naturaleza. En el estadio precapitalista 
            distingue la antig�edad, la �poca posterior a la ca�da de Roma y la 
            pre�renacentista. Luego trata sobre la expansi�n de los mercados y 
            la evoluci�n de la manufactura. Y, en los antecedentes del capital 
            financiero, considera el capital comercial y el capital industrial, 
            as� como a su prin�cipal instrumento, el Banco. |  | 
          
            | �Los instrumentos del capital financiero. Amauta: Nos. 21 y 22; 
            p�gs. 1-8 y 37-42. | (837 | 
          
            | Estudia los instrumentos del monopolio 
            capitalista, destacando el papel que en su desenvolvimiento 
            co�rresponde a los bancos. Expresamente se refiere a la intervenci�n 
            de �stos en el manejo de la deuda p��blica y a la importante 
            participaci�n del cr�dito en la concentraci�n de capitales. A 
            continuaci�n trata sobre el desarrollo del monopolio bancario, 
            bas�ndose en las actividades del Banco de Inglaterra y las 
            ins�tituciones bancarias estadounidenses, en el sistema de los "chartered 
            banks" candienses y el r�pido creci�miento de los bancos japoneses. 
            En cada caso inser�ta cuadros estad�sticos, con el n�mero de bancos 
            y el monto de las inversiones, de los empr�stitos, de los dep�sitos 
            y del capital. |  | 
          
            |  |  | 
          
            | RACIONALIZACION capitalista del trabajo (La). Amauta: N� 17; 
            p�gs. 81-83. | (838 | 
          
            | Divulgaci�n en torno a la importancia, caracteres y consecuencias de 
            este fen�meno econ�mico contem�por�neo. |  | 
          
            |  |  | 
          
            |               |