OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

EL ARTISTA Y LA EPOCA

 

 

EL PINTOR PETTO RUTI1

 

El nombre del pintor argentino Emilio Petto Ruti no es un nombre desconocido para nuestro p�blico. Yo lo conoc� en Mil�n. En un cuarto de hora �ramos ya antiguos amigos. La vida quiso esta vez ser l�gica. Hubo instantane�smo y futu�rismo cabales y perfectos en este encuentro mi�lan�s. Tres d�as despu�s yo part�a para la Vene�cia pasadista. Pero nuestra amistad era demasia�do s�lida para que la comprometiera mi evasi�n de Mil�n y de su galer�a. Pocos meses m�s tar�de, Petto Ruti y yo nos reencontramos en Ro�ma. Petto Ruti exhib�a en la primera Exposici�n Bienal de Roma un retrato del pintor Marussig. Ven�a de efectuar una exposici�n en Mil�n en la Familia Art�stica. (Petto Ruti vive siempre entre dos exposiciones). Yo estaba, entonces, un poco ebrio de luna de miel y de vino Frascati. Ten�a un nido en una villa2 de Frascati, a una hora de Roma, en una colina virgiliana. No sen�t�a ninguna gana de pasar el tiempo entre las siete colinas de la Ciudad Eterna. Resolv� se�cuestrar a Petto Ruti por un mes en la villa. Mi invitaci�n estuvo amparada por un argumento decisivo: �En Roma no hay sino la exposici�n; en Frascati hay ya cerezas�. Las cerezas son en Italia la primavera. Petto Ruti se dej� secues�trar encantado: �Escapemos de estos horribles cuadros. Vamos hacia las cerezas�. En la villa de Frascati empez� a hacerme un retrato. Me anun�ci� su prop�sito de llevarse en algunas manchas todo el paisaje. Pero la primavera y la villa con�vidaban irresistiblemente al ocio.

Los itinerarios de nuestras vidas coincidieron varias veces. Yo viajaba por Alemania mientras Petto Ruti pintaba a orillas del Tegernsee. Estaba en su per�odo de pintor lacustre. Del lago de Garda hab�a pasado al Tegernsee. (Tremosine y Tegernsee son dos estaciones sustantivas de su vida art�stica). Pero Berl�n lo llamaba ya con todas sus voces. Y Petto Ruti, ahito de lago y de monta�a, �vido de urbe, descendi� un d�a de sus monta�as b�varas a Berl�n. En Berl�n lo aguardaba un beso plat�nico de la gloria. Petto Ruti expuso sus cuadros, con gran �xito art�stico, en las salas de Der Sturm. En las salas consagradas por las exposiciones de Archipenko, Kandinsky, Franz Marc y otros c�lebres artistas de vanguardia, Berl�n le ofreci� por sus cuadros muchos millones de marcos. Pero los marcos de Berl�n no val�an nada en ese tiempo. Y Petto Ruti, razonablemente, prefiri� quedarse con sus cuadros.

Hablemos del artista. El artista no es menos grande que el amigo. Petto Ruti est� hecho del pa�o de los verdaderos artistas. No se deja encasillar en ninguna escuela. Se ha aventurado por muchos caminos; pero ha salvado siempre su personalidad. Le ha tocado vivir en una �poca de inestabilidad y de anarqu�a. Por consiguiente, su obra no ha podido conservar un estilo �nico. Toda la vida de Petto Ruti ha sido, por fuerza, una serie de b�squedas. Pero de cada b�squeda, de cada viaje, Petto Ruti ha vuelto siempre con alguna nueva afirmaci�n de su yo. Y ha tenido la obstinada virtud de desde�ar el �xito f�cil.

Petto Ruti es un trabajador. Con su caso se puede confundir a quienes suponen, arbitrariamente, que el arte de vanguardia no es casi sino improvisaci�n y arbitrariedad. Este artista, tan moderno en su esp�ritu y en su estilo, se ha formado en Italia, dentro de un ambiente de clasicismo, en un trabajo paciente y severo. Cezanne, Picasso, Van Gogh, Matisse, no han acaparado su admiraci�n. Ha sabido estudiar y comprender, ante todo, a los cl�sicos. Me consta su inteligente amor por Pier della Francesca, Antonello da Messina, Mantegna, Massaccio, etc. Petto Ruti ha aprendido en los maestros de los maestros. Como los artistas del Renacimiento, siente que no es posible ninguna creaci�n superior sin una austera y profunda disciplina. Es un artista que no ignora absolutamente nada de la t�cnica de su arte. Prepara �l mismo sus colores y sus telas. Sus mosaicos, de gran originalidad, no s�lo en el estilo sino tambi�n en el procedimiento, constituyen el resultado de un minucioso estudio de los viejos mosaicos italianos. Petto Ruti los ha trabajado en Florencia despu�s de un largo aprendizaje.

�Es posible que este futurista, este cubista, este iconoclasta �me preguntar�n asombrados algunos� entienda y conozca a los cl�sicos? Respond�mosles, para aumentar su asombro, que los conoce y entiende y que, adem�s, los sigue. Los sigue en todo lo que un artista de esta �poca puede seguirlos: en el esp�ritu, en la sinceridad, en la devoci�n.

Revisando la obra de Petto Ruti, los T�ntalos3 de la cr�tica se quejar�n de la imposibilidad de clasificarla con una sola etiqueta. Petto Ruti ha hecho un poco de cubismo, un poco de expresionismo, un poco de cada uno de todos los ismos. Pero esto no prueba ni veleidad ni incoherencia. Los mayores artistas contempor�neos han seguido an�logo camino. Y no por eso se les puede acusar de contradicci�n. Todas las escuelas, todos los movimientos de arte moderno se completan. Una tendencia genera a la otra. S�lo los que no ven sino las oposiciones externas, las diferencias formales, pueden imaginarse que tienen un origen diverso y una historia independiente. La verdad es otra. Repito aqu� lo que escrib� hace algunos a�os. Que el proceso del arte moderno es un proceso coherente, l�gico, bajo su apariencia desordenada y an�rquica. Que el cubismo ha sido engendrado por el impresionismo, aunque en sus prop�sitos y en sus resultados parezca contradecirlo. Severini, en su estudio Del Cubismo al Clasicismo, sostiene con raz�n que �el cubismo, que constituye la sola tendencia interesante desde el punto de vista de la disciplina y del m�todo y que, por este hecho, forma parte de la base del nuevo clasicismo que se prepara, se encuentra sin embargo hasta hoy en la �ltima etapa del impresionismo�.

Se explica muy bien, por ende, el que en la obra de un artista como Petto Ruti se combinen o sucedan varios m�todos. Para llegar a una construcci�n fundamentalmente nueva de las cosas, Petto Ruti, como otros artistas de la �poca, ha tenido que aprender primero a disolverlas y descomponerlas. Las �ltimas obras de Petto Ruti no niegan sus obras anteriores. Por el contrario, las contin�an.

San�n Cano escribe en un estudio sobre Petto Ruti: �En la frase de un artista vien�s que hizo de la mera palabra el instrumento para comunicar sus emociones de poeta en prosa, est� la teor�a nueva del arte pict�rico y la diferencia entre los acad�micos y los expresionistas. Peter Alemberg dijo: El pintor occidental quiere pintar la primavera y le sale un �rbol; el japon�s quiere pintar una rama y le sale la primavera. Esta impresi�n de vida completa y renovada dan las telas de Emilio Petto Ruti�.

Los cuadros que ha presentado Petto Ruti a Buenos Aires en su �ltima exposici�n de la Asociaci�n Amigos del Arte justifican plenamente este certero juicio.

En estos cuadros, que aparecen �al menos se�g�n el orden de sus exposiciones� como sus �l�timos trabajos, y que no conozco sino por foto�graf�as, he reconocido, en seguida, algunos ele�mentos y modalidades que tengo, desde hace tiempo, como peculiares del arte y del tempera�mento de Petto Ruti. Verbigracia: el admirable sentido del valor pl�stico del �rbol. Petto Ruti es un gran amador de �rboles. Sus ojos saben descubrir en las encinas, en los olivos, en los ci�preses, los gestos m�s in�ditos y m�s maravillosos. El �rbol es, tal vez, su motivo predilecto. Su fuerte pante�smo se resume en esta bella predilecci�n

 


NOTAS:

1 Publicado en Variedades: Lima 12 de Diciembre de 1925.

2 Residencia campestre.

3 Por referencia a T�ntalo, un personaje de la mitolog�a griega comentado en el teatro, incapacitado por castigo de los dioses, para satisfacerse, a pesar de la cercan�a de los bienes que necesita.