OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

SIGNOS Y OBRAS

 

 

"CAMINANTES", POR LIDIA SEIFULINA1

 

Empieza a ser vertida al espa�ol la nueva literatura rusa. (Ya se sabe que la nueva literatura rusa no es la de los "emigrados" sino la de la Revoluci�n. La que se alimenta de la savia, la emoci�n, el impulso, el sentimiento del orden nuevo). La Biblioteca de La Revista de Occidente ha publicado el Tren blindado de Vsevolod Ivanov y Caminantes de Lidia Seifulina. Esto, claro est�, es todav�a muy poco. S�lo despu�s de conocer a Pilniak, Babel, Mayakovski, Essenin, Fedin, Zamiat�n, Lunts, Pasternak, Tikhonov, Leonov, Ehrenburg, etc., podr� el lector hispano enjuiciar panor�micamente la literatura rusa de la Revoluci�n. De los propios literatos del per�odo anterior a la Revoluci�n, tal vez los m�s representativos permanecen aun in�ditos en espa�ol. Mencionar� a Blok, Briussov, Remisov y Biely. Y su conocimiento es necesario como introducci�n en la literatura post-revolucionaria, a la cual Blok, Briussov y Biely han dado su aporte, mientras Remisov, hostil al bolchevismo, ha extra�do, sin embargo, de la nueva vida rusa, los temas de sus �ltimos trabajos.

Lidia Seifulina es, presentemente, la m�s interesante de las mujeres de letras de Rusia. Le poetisa Ana Achmatova, cuyo nombre est� m�s difundido fuera de Rusia, pertenece a la �poca pre-revolucionaria. La Seifulina, en cambio, procede absolutamente de la Revoluci�n. En este per�odo convulsivo se ha formado su personalidad y su obra. Los libros que lleva publicados son se�alados entre los mejores documentos de la literatura revolucionaria.

La Seifulina nos presenta, sobre todo, la vida de la provincia, de la campi�a, bajo el nuevo r�gimen. El fondo de su obra, como el de la obra de Pilniak y Babel, es totalmente campesino, aldeano. El campo, la aldea, aparecen en sus novelas como el cimiento y el humus de la naci�n. La ciudad es artificial, inestable, un poco inhumana. Las ra�ces de Rusia est�n en la campi�a. El vaho m�rbido de la ciudad disgusta a su recia naturaleza de aldeana. La Seifulina siente que el contacto de la ciudad excita y corrompe al campo.

Esta actitud de la Seifulina mueve a varios de sus cr�ticos a considerarla �ntimamente adversa a la Revoluci�n comunista por ser el comunismo en nuestro tiempo un fen�meno de origen y fermento esencialmente urbanos. Aunque comunista militante en los primeros a�os de la Revoluci�n, la Seifulina no acusa, ciertamente, una inspiraci�n ortodoxamente bolchevique. Es de los literatos que los bolcheviques denominan sagazmente "compa�eros de viaje". Pero no es posible pedirle una literatura de rigurosa trama socialista. La Seifulina no es una teorizante, ni una .funcionaria, sino una artista. (Trotsky ha planteado ya, en sus justos t�rminos, la cuesti�n del arte proletario).

Me parece err�neo y ligero el juicio de la Melnikova cuando escribe que �en la Seifulina, la revoluci�n es solamente el fondo sobre el cual se desenvuelven estos o aquellos acontecimientos de la vida campesina ya arrancada a su antiguo eje por obra de la guerra�. Precisamente esta novela de Caminantes, que acaba de aparecer en la Biblioteca de La Revista de Occidente prueba lo contrario. La presencia de la Revoluci�n con todos sus reflejos domina en Caminantes los episodios de la ciudad de provincia donde la novela se desarrolla. La novelista presenta en esta obra, con un vigoroso realismo, a. una colecci�n viviente de personajes, cuya vida est� estremecida hasta lo m�s hondo por el hurac�n de la Revoluci�n. Y la Seifulina no se detiene en la an�cdota. Aborda el conflicto central del alma rusa de nuestra �poca: el conflicto entre el romanticismo "socialista revolucionario", nutrido de supersticiones humanitarias, intelectuales y peque�o-burguesas, y el realismo bolchevique, forjado en la lucha social y purgado de hamletianismos neur�ticos. El intelectual "socialista revolucionario" que la Seifulina presenta, nos delata el sentido �ntimamente reaccionario de su resistencia a la dictadura revolucionaria cuando, pr�fugo de la ciudad, encuentra el terror blanco y, confortado por el roce de una banda de cosacos en son de avance, se siente a su turno triunfador. El gesto que le descubre entonces la Seifulina es la prueba plena que el lector juez, moment�neamente conmovido por su declamaci�n idealista, necesita para condenarlo.

Caminantes adquiere, por esto, una entonaci�n revolucionaria. Hay en esta novela algo m�s que un documento objetivo de la revoluci�n. El testimonio de Lidia Seifulina a�ade una pieza m�s, de irrecusable sinceridad, a la requisitoria contra el socialismo kerenskyano, apodado en Rusia "Socialismo revolucionario".

Otras novelas de Lidia Seifulina �como Humus, que he le�do en la excelente traducci�n italiana de Ettore Lo Gatto� que describen m�s espec�fica y localizadamente los efectos de la Revoluci�n en la vida campesina, son sin duda las que inducen a una parte de la cr�tica a sospechar en la Seifulina una secreta hostilidad al�deana al comunismo. Pero Caminantes resulta mucho m�s categ�rica y expl�cita que Humus.

De la Seifulina, como literata, hay muchas cosas m�s que decir. Su rasgo principal, sin embargo �el sentimiento, rural, aldeano� est� ya apuntado. Agregar� que, en cuanto a forma o tendencia, la Seifulina se clasifica como una neo-realista. Como una de sus caracter�sticas esen�ciales, conviene destacar tambi�n su extraordinaria aptitud para crear tipos de mujeres. La obra de Lidia Seifulina est� fuertemente im�pregnada de emoci�n femenina.


NOTA:

1 Publicado en Variedades: Lima, 15 de Enero de 1927.