OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

PERUANICEMOS AL PER�

 

 

PEREGRIN CAZADOR DE FIGURAS* 

 

 

Eguren es el imaginero por excelencia Recorriendo su poes�a, es f�cil advertir cu�ndo tienen de im�genes pl�sticas sus im�genes verbales. Desde "el mirador de la fantas�a", Eguren ha vivido en incesante des cubrimiento de una realidad animada �pl�stica y musical�, hecha sobre tordo de figuras, de marionetas.

Para la captaci�n de esta realidad, le bastaba como instrumento la palabra, la poes�a. Pero Eguren tiene una necesidad casi sensual de visualizar sus sue�os y sus met�foras. Se podr�a decir que ha visto todo lo que ha escrito. Lo ha visto, porque lo ha encontrado en la naturaleza o porque lo ha creado como juguete. Desde este punta de vista; ser�a err�neo atenerse demasiado a las frases po�ticas en que da la impresi�n de moverse en una atm�sfera de pura abstracci�n. Parece a primera vista que espiritualiza la realidad; pero, m�s bien, materializa el sue�o. Por esto, cuando habla del Dios cansado, tiene que reforzar la idea un poco abstracta de que "el ritmo pierde", con atributos materiales, pl�sticos, visuales de su decadencia. Para que los seres vivan plenamente, Eguren necesita concebirlos en bulto: l�nea, volumen y color.

El paisaje para Eguren se resuelve, generalmente, en una figura. Un �rbol puede ser un gnomo o un mochuelo, la ma�ana, un ave la noche, una luci�rnaga.

Eguren ha pintado estas impresiones, que tambi�n est�n en sus versos, donde su imaginaci�n creadora se siente naturalmente m�s libre, m�s suprema. Sus dibujos y sus cuadros son poem�ticos. Los valores pl�sticos est�n subordinados, en ellos, a los valores po�ticos. Pero no hay que tomarlos como ilustraciones de sus poemas. De nada est� tan distante su intenci�n como de esto. Los poemas, en general, no son susceptibles de ilustraci�n; y los de Eguren menos que todos. Lo que Eguren ha pintado tiene al lado de lo que ha escrito, una existencia subsidiaria, pero aut�noma.

Y tampoco ha bastado a Eguren, en su indagaci�n, la pintura: ha apelado a la fotograf�a. No a la fotograf�a profesional, ordinaria, sino a una fotograf�a suya, egureniana. El propio Eguren es el constructor de sus c�maras, las m�s peque�as del mundo. Sus retratos, sus carinas, sus paisajes, sus nocturnos fotogr�ficos son inverosimilmente diminutos. (Nos tenemos que contentar con la reproducci�n agrandada de algunos retratos). Y en el tratamiento de sus placas, Eguren emplea una t�cnica po�tica. Seg�n el paisaje o la persona, emplea uranio, mercurio, selenium, etc.

Publicamos en este n�mero de Amauta las siguiente siete acuarelas de Eguren: "Un beso", "La ni�a de la Foca", "Arboles de la Noche", "Gnomo", "Las Torres de N�car", "El Conde" y "�ltimos d�as".

 

 


 

NOTA:

 

* A prop�sito de la labor pict�rica de Eguren. J.C.M. anota as� La reproducci�n de algunos de sus dibujos en Amauta (N� 21, febrero-marro de 1929, p�g. 16).